Baleares registra cada año un centenar de nuevos casos de trastornos de conducta alimentaria en jóvenes

Palma

La unidad de trastornos de la conducta alimentaria del Instituto de Salud Mental infanto-juvenil de Baleares atiende a un centenar de pacientes nuevos cada año. Los trastornos de la alimentación se dispararon tras la pandemia y la falta de profesionales suficientes ha provocado un incremento de las listas de espera. Dependiendo de la patología, el paciente puede esperar desde un mes hasta una media de ocho para ser atendido.

Rebeca Corbacho, psiquiatra del instituto, explica que en Mallorca son pocos los profesionales en la unidad y sería necesario incorporar al menos una enfermera y una psicóloga más a la plantilla. Señala que los casos más frecuentes, que se dan predominantemente en las mujeres, no siempre son los que más atención necesitan. Los más graves son los de chicas con anorexia nerviosa, que suelen precisar el ingreso en el centro y un tratamiento a largo plazo.

La experta señala que las causas de estos trastornos son multifactoriales. Sin embargo, la presión estética a la que se ven sometidos los adolescentes por lo que cada día ven en las redes sociales es un factor determinante. Para Corbacho es necesario cambiar determinadas actitudes que aún siguen normalizadas, como el opinar de los cuerpos ajenos.

El apoyo a los pacientes y las familias de personas afectadas por estos trastornos es el objetivo de una nueva asociación que se ha presentado este lunes en el hospital de Son Espases. Una entidad que pretende acompañar a los pacientes y sus seres queridos para compartir su experiencia en los distintos pasos del proceso de curación.

Mariana Cortés es madre de una chica de 18 años a la que se le diagnosticó anorexia hace un año y medio. Una joven que está a punto de conseguir el alta médica pero que ha tenido que pasar un duro proceso para conseguir volver a estar bien. Cortés explica que detectó que su hija tenía una relación problemática con la comida y que vio algunas señales de alarma que se disparan en este tipo de trastornos, como el sentirse gordo a sin motivo, aislamiento social o comer de forma compulsiva.

En el caso de su hija, el el origen de trastorno estaba en la búsqueda de aceptación de sus iguales. Un sentimiento que se amplifica a través de las redes sociales y la publicidad, que han normalizado cuerpos que en muchas ocasiones están por debajo del peso que deberían.

Un golpe brutal para la familia, pero que en su caso ha servido para fortalecer aún más los lazos con su hija. Al dolor por la situación se suma también el sentimiento de culpa que, dice, surge en muchas familias. Por eso, resalta la importancia de intentar entender el trastorno para comprender que muchas de las decisiones que toman quienes padecen la enfermedad no son del todo voluntarias.

Se puede contactar con la asociación a través del perfil de Instagram @Asib_tca" y mediante el correo electrónico Asib.tca@gmail.com