Opinión

Ministros al Vaticano

COMENTARIO CASTAÑEDA 15 JUNIO

Santa Cruz de Tenerife

Que España es un estado "a-guión - confesional" no se le escapa a nadie.

A los hechos me remito: primero fue Yolanda Díaz, ministra de Trabajo, la que acudió a Roma a visitar a su presunta santidad.

Luego, ha sido Felix Bolaños, ministro de la Presidencia, el que esta semana ha acudido al Vaticano a visitar al Papa Francisco llevándole como presente una manilla con unos cuantos plátanos contados de La Palma.

Más crudo que lo que dicen las encuestas del CIS, debe entender que lo tiene el Gobierno de España para estar visitando con tal asiduidad el estado pontificio.

a Yolanda Diaz decirle que está equivocada, que el que dicen que da trabajo es San Nicolás, al que mi madre le ponía velas pidiéndole un curro para mi padre.

En aquel entonces, ante la inexistencia del Servicio Canario de Empleo, mi madre acudía a la ermita de San Telmo para combatir el paro.

Al ministro Bolaños, decirle que me dejó preguntándome si solo le llevó la manilla de plátanos y por qué no entró a la solemne visita cargando una piña de plátanos.

Aunque puesto a dar mi opinión, yo le hubiese dado la fotografía viral del jornalero de la platanera palmera cargando la piña de plátanos lleno de cenizas del volcán de arriba abajo, que es la muestra ejemplar del esfuerzo que sigue haciendo el pueblo palmero ante la adversidad sobrevenida.

Tanta visita gubernamental a la Santa Sede, me hace hasta temer que el ministro de Agricultura se plante allí para intercambiar con el Pontífice impresiones sobre la papa antigua de Canarias en plena confusión de tubérculos y papas.

Aunque pensándolo bien, igual los ministros han viajado a Roma para pedirle al pontífice que bendiga a Ángel Víctor Torres ante tanta calamidad sobrevenida en su mandato, aunque yo siendo el presidente canario me pondría una pulsera roja contra el mal de ojo, que nunca se sabe lo que se trae entre manos Román Rodríguez, que sufre empacho gubernamental televisivo.

Donde haya una buena curandera que corte el susto y el disgusto, quítenme tanto viaje a la capital de Italia.