"Me dedicaré a la pesca y a la carpintería": el humorista Manolo Vieira dice adiós para siempre a los escenarios
El Club Chistera de Las Palmas de Gran Canaria cerrará en el centro de la capital después de treinta y cinco años despertando carcajadas entre los canarios
"Me dedicaré a la pesca y a la carpintería": el humorista Manolo Vieira pone punto y final a su carrera
Las Palmas de Gran Canaria
Desde hace más de cuarenta años que el humorista canario Manolo Vieira se sube a los escenarios para despertar las carcajadas de quienes acuden a sus espectáculos."Llevo en esto más de cuarenta años", ha confesado en una entrevista en SER Las Palmas, en donde nació y cosechó su mejor tesoro, el Club Chistera, que cierra definitivamente después de treinta y cinco años de actividad ininterrumpida del que reconoce que "fue un sueño complido". Ya con setenta y tres años, el humorista reconoce que "no está para descargar un container" y, en realidad, la despedida que plantea extender a todas las islas y que empieza este fin de semana, se planeó "desde hace tres años, antes de la pandemia".
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"Mis hijas me exigían que me retirara ya de los escenarios, antes de la pandemia. Ahora he perdido algo de movilidad", ha confesado durante una conversación con Evaristo Quintana en Hoy por Hoy El Drago. Manolo Vieira nació en el barrio capitalino de La Isleta el 19 de mayo de 1949 y desde hace más de 40 años se subió al escenario del bar donde trabajaba de camarero para no bajarse hasta ahora. Se retira "pero no me voy a meter en una cueva", advierte Vieira que se va a dedicar a sus aficiones, la pesca de veril o la carpintería y si le llaman, no dudaría en pisar las tablas de nuevo para una obra de teatro: "El público y el escenario siempre atraen y me gustaría en alguna ocasión tener un papel en La venganza de Don mendo"
El Club Chistera "fue un sueño cumplido"
Después de más de treinta años de actividad, el Club Chistera tiene ya fecha de cierre. El centro de operaciones de Manolo Vieira durante tanto tiempo reabrió en su actual ubicación hace 35 años. El primero, el chico de la calle Bernardo de la Torre, "me lo cerró el ayuntamiento y nadie sabe quien fue. Un día llegó un policía municipal, puso una cadena y un candado y nadie me dió ninguna explicación. Pasados los años le preguntaba a los que estaban en esa época en el ayuntamiento y sigo sin saber quién y por qué cerraron el local".
Aquello le supuso una depresión que trató de solucionar subiéndose a un avión a Madrid para despejarse y ver espectáculos. Un día, paseando por la céntrica calle Montera, confiesa Vieira que le reconocieron dos personas. Aquellos eran los empresarios de la Sala Florida Park. Y de aquél encuentro, le surgió una oportunidad para subirse a un escenario fuera de Canarias: "fuí para cuarenta días y estuve año y medio". Sin embargo, confiesa que entonces añoraba su regreso a las Islas y también la familia. A finales de los años ochenta regresó al Archipiélago para abrir el que sería, hasta ahora, el Club Chistera. En aquél momento, su esposa Maruca, ya fallecida, lo empujaba a cumplir sus sueños porque "si quería, lo conseguiría".
No tenía que cambiar mi acento "Vocalicen mis hijos, ¡vocalicen!"
En Madrid comprendió que no tenía que cambiar su acento. Los empresarios del Florida Park de la capital del Reino le dijeron que pronunciara y fuera como cuando actuaba en Las Palmas de Gran Canaria. Pero siempre se debió a su público y se presentaba como canario que "estamos en un cuadrado debajo de Baleares, cerca de Africa y por eso está lleno de indios, chinos, coreanos, suecos, finlandeses...". No cree que el acento sea un problema, pero ahora ve como triunfa el ceceo o los anglicismos y no entiende qué es el acento canario neutro: "Hay positivo, negativo y toma de tierra, que debe ser el neutro". Eso sí, le pide a los más jóvenes que vocalicen para poder entenderlos.
Su último espectáculo, "La última y nos vamos", casi ha completado el aforo del Chistera, por lo que ha ampliado algunas fechas en enero. "No es la arrancadilla" sino la la penúltima y deja abierta la posibilidad de pedir otra porque, en este caso, se cierra el bar definitivamente. Estos días recibe el cariño de sus seguidores que le dan las gracias por las risas. Los más jóvenes han crecido oyendo a Manolo Vieira "que si tienen menos de 40 años ya tenían sus cassettes o vinilos".