El curioso origen del mejor carnaval del mundo: el carnaval de Santa Cruz empieza el viernes
El viernes veinte de enero se inaugurará de manera oficial el tradicional Carnaval en Santa Cruz de Tenerife después de la pandemia.
Tenerife
El Carnaval de Santa Cruz de Tenerife vuelve a las calles tal y como lo conocíamos, con sus correspondientes concursos, noches de bailes y tradiciones. A raíz de la pandemia, febrero de 2021 se convirtió en una de las pocas (si no la primera) vez que el Carnaval de Santa Cruz no se celebraba, provocando la tristeza y nostalgia ya no solo de todos los chicharreros, sino de todos los carnavaleros. "Un Carnaval, además, que va a venir a marcado por ser un homenaje a los propios Carnavales. El Carnaval del regreso. Este año la puesta del Ayuntamiento es por traer a todos aquellos artistas que tenemos en nuestra mente y en nuestro corazón de los últimos 20 años con todos los que han sido grandes temas del Carnaval", apunta Alfonso Cabello, concejal de Fiestas de Santa Cruz de Tenerife. Este año contará con las actuaciones de grandes referentes de la música como La India, Elvis Crespo, Oscar de León, entre otros. Esta noticia, sin duda, ha provocado la alegría de todos los carnavaleros que ya empiezan a sacar del trastero sus antiguos disfraces. Todos conocemos la tradición y la música que se baila, por supuesto pero, ¿de dónde viene esta festividad?
Alfonso Cabello, responsable del Carnaval de Santa Cruz
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Las primeras celebraciones serían muy similares a las de la época del Imperio Romano
Lo orígenes del Carnaval tienen relación con la Cuaresma y el cristianismo, ya que esta es la versión que se ha transmitido históricamente pero, según cuentan algunos historiadores, el origen de la festividad podría remontarse hasta hace más de 5.000 años en la antigua Sumeria y Egipto. Las primeras celebraciones serían muy similares a las de la época del Imperio Romano. A finales del siglo XV, esta costumbre empezó a expandirse por Europa. Son muchas las formas de celebrar el Carnaval, pero el objetivo siempre es el mismo: risas, música, diversión y lo más importante, los disfraces.
En sus inicios, el Carnaval comenzó con un desfile que denotaba cierto pudor, debido a su carácter religioso. Sin embargo, la tradición ha sufrido a lo largo de los años varias transformaciones y existen actualmente formas muy variadas de celebrarlo. La festividad tiene diferentes fechas todos los años, eso sí, su celebración se realiza justo antes de la llegada de la Cuaresma cristiana, período del calendario litúrgico que comprende los 40 días anteriores al Jueves Santo. Muchos pueblos organizaban una gran comida antes del Miércoles de Ceniza para después comerse ese gran festín acompañados de música y festejo, en oposición a la privación de la Cuaresma.
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El Carnaval romano fue adoptado principalmente por el cristianismo para luego extenderse por toda Europa y sus colonias americanas. Actualmente, los carnavales más reconocidos son los que se celebran en Venecia, España y Latinoamérica, especialmente en Río de Janeiro, donde la fiesta es conocida internacionalmente por sus desfiles. No obstante, el Carnaval de Canarias también es muy conocido por sus actividades, vestimentas y costumbres. El Carnaval de Santa Cruz de Tenerife afirma ser el segundo Carnaval más popular del mundo después de Río de Janeiro. Aunque esta afirmación sea discutida, fue votada como la Capital del Carnaval del Mundo, por encima de Río, Notting Hill y Nueva Orleans.
Las máscaras permitían que las personas pudieran conservar su anonimato y ocultar su clase social
Los orígenes del Carnaval de esta capital se remontan al siglo XV cuando en 1492, el Carnaval fue traído a las islas después de la conquista española. Fue en el siglo XIX cuando esta fiesta se volvió más oficial y comenzaban los primeros concursos. Las máscaras empezaron a ponerse de moda, pues permitían que las personas pudieran conservar su anonimato y ocultar su clase social, haciendo cosas que no podía hacer durante el año. El primer Carnaval oficial de Tenerife organizado por la ciudad fue en 1925. No obstante, durante la dictadura de Franco, se intentó cancelar la fiesta. Las celebraciones continuaron bajo el nombre de “fiestas de invierno”. Don Enrique González Bethencourt, fundador de la afilarmónica Nifú-Nifá, fue una de las personas que más luchó por esta tradición cuando se intentó cancelar. Cuando Franco murió en 1975, el Carnaval volvió a su nombre original.