Sociedad

El lovox enseña la patita

La propuesta de Vox de obligar a los médicos a mostrar un ecografía en 4D a las mujeres que quieren abortar demuestra hasta donde puede llegar la ultraderecha si logra gobernar

Somos nadie: El lovox enseña la patita

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Las Palmas de Gran Canaria

El fin del lobo es comerse a Caperucita después de zamparse a la abuela. La propuesta de Vox en el gobierno de Castilla y León de obligar a los médicos a hacer una ecografía en 4D a las mujeres que van a abortar y proponerles que escuchen el latido del corazón del feto, es una muestra de que la ultraderecha española tiene sus objetivos claros, su ideología decimonónica no es una pose, quieren llegar al gobierno para aplicarla, y lo harán desde que tengan una mayoría suficiente o si el Partido Popular les deja cuando compartan gobierno.

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De todas las versiones que hemos escuchado sobre esta propuesta la que vale es la primera, la rueda de prensa de hora y media donde el vicepresidente de Castilla y León, Juan García Gallardo, dijo que iban a obligar a todos los médicos a ofrecer a las mujeres que habían decidido abortar a ver una ecografía en 4 D del feto, para que escucharan el latido de su corazón. El objetivo, reconoció el dirigente de Vox, era reducir el número de abortos.

La propuesta parte de una visión de la mujer como un ser inmaduro, que toma decisiones viscerales y que necesita de la tutela de alguien, si es varón y médico mejor, para que la guíe en algo que afecta a su cuerpo, a su vida, a su responsabilidad. Volvemos a esa visión franquista de la mujer que para tener una cuenta corriente en un banco necesitaba la firma de su marido. La ideología machista llevada al extremo: la mujer es inferior, es infantil, no sabe las consecuencias de sus decisiones. Pilar Primo de Rivera, fundadora de la sección femenina de la Falange, lo describió muy bien cuando dijo: “La vida de toda mujer, a pesar de cuanto ella quiera simular o disimular, no es más que un eterno deseo de encontrar a quien someterse”.

La ultraderecha hace una caricatura de la mujer que decide abortar, la pinta como un ser inconsciente y visceral, cuando de lo que se trata es de analizar lo contrario. Una mujer que ha decidido abortar suele tomar la decisión al poco tiempo de conocer su estado, ya que suele hacerlo en base a su circunstancia. Sin embargo, la ecografía en 4 D se suele recomendar a partir de la semana 24 de embarazo. Someter a la mujer a una sesión de ecografía en 4 D solo puede entenderse como un intento de presionarla sicológicamente, de hacerla sentir culpable. Esta política solo la ha hecho el gobierno ultraderechista de Hungría y algunos estados gobernados por republicanos extremistas en Estados Unidos. Son los referentes políticos de Vox, ahora que Bolsonaro y Trump no gobiernan y se dedican a dar golpes de estado.

García Gallardo reconoció en una rueda de prensa que no sabe de embarazos. Tampoco sabe de sanidad, en realidad es abogado, un niño de papá, hijo y nieto de abogados, formado en universidades privadas, que trabajó en el despacho de su familia, el despacho que defendió a los Ruiz Mateos, y se ganó el puesto de líder de Vox en su comunidad haciendo currículum en Twitter con mensajes homófobos y racistas y con tuits donde justificaba el golpe de estado de Franco en 1936.

La propuesta de Vox fue frenada días después por el presidente Fernández Mañueco y ha provocado una crisis de gobierno en Castilla y León. Pero no dejemos que los árboles del PP nos impidan ver el bosque de la ultraderecha y de las consecuencias de sus políticas. Porque estamos a cinco meses de unas elecciones autonómicas en toda España y el equipo de Feijoo supo ver que la legislación del aborto y los derechos de la mujer están asumidos por la inmensa mayoría de la sociedad, también por los votantes del PP.

Pero Vox volverá a intentarlo, y desde que pueda aplicará su ideología machista, racista y homófoba. La ultraderecha política es el lobo que en democracia se disfraza de cordero. Y el lobo acaba de enseñar la patita y nos ha demostrado que en su plan está comerse a la abuelita de Caperucita, a Caperucita, a su mamá y todas las mujeres que pueda, o al menos a todas las mujeres pobres que no tienen recursos para acudir a la sanidad privada para ejercer un derecho reconocido en la legislación española.

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