200 menores migrantes quedarán este año en un limbo al cumplir la mayoría de edad: "No dejo de pensar en qué pasará cuando tenga 18 años"
Las únicas 100 plazas existentes para extutelados del Gobierno de Canarias y el Cabildo están ocupadas. Hay preocupación entre las entidades que acogen estos menores ante la falta de recursos
Las Palmas de Gran Canaria
"En el centro en el que vivo estoy muy bien pero no dejo de pensar en qué pasará cuando cumpla la mayoría de edad", es el testimonio de Abdou, uno de los 200 menores migrantes que este año cumplirán la mayoría de edad y deberán abandonar el centro de acogida en el que hay residido desde su llegada en patera a las islas. Según datos a los que ha tenido acceso la SER, sólo hay 100 plazas disponibles del Gobierno de Canarias y Cabildos, y actualmente todas están ocupadas. Este adolescente cumplirá en junio los 18 años. Salió de Gambia a principios de 2021, atravesó Senegal para dirigirse a Nuakchot, la capital mauritana. Desde allí partió en patera junto con otras 51 personas rumbo a las islas. "Fue un viaje muy duro", pero su madre le apoyó porque en su país no hay expectativas de futuro.
Abdou, se tuvo que enfrentar a la barrera del idioma y al choque cultura, quiere fichar por un equipo canario pero hasta ahora no le dejan, a pesar de que "tengo todos los papeles".
Mamadou, sufre la misma agonía. No sabe qué va a pasar a partir de septiembre cuando cumpla la mayoría de edad. Es de Mali, aunque nació en el Congo. Este chico, delgado, alto y muy serio, recuerda perfectamente la fecha de su llegada a las islas, fue el 27 de mayo de 2022. Había partido hacia Mauritania en dirección a la ciudad costera de Noadibú, en Mauritania. Viajó en patera con 49 personas, 32 eran menores. La travesía duró una semana, se quedaron tres días a la deriva, sin agua hasta que fueron rescatados en alta mar. Fue la experiencia más traumática que ha vivido. Llegó con mucho miedo e incertidumbre sobre lo que podría encontrarse al llegar. "Mucha gente me decía que me devolverían a mi país", aseguraba. Una vez superado esos temoras, ahora vive otra situación desconcertante; qué pasará cuando en septiembre cumpla la mayoría de edad. "Me preocupa porque cuando sea mayor, no sé donde voy a vivir. También le preocupa a mi familia", lamentó. Si entonces no consigue un hogar, se verán frustrados sus estudiso en el Instituto de Educación Secundaria Felo Monzón de Las Palmas de Gran CAnaria.
La escalada bélica en Malí fue lo que le empujó a emigrar. Lo mismo le ocurrió a Saliou, que llegó hace dos años a las islas en cayuco. "Tuve que irme por la guerra", aseguró este chico que acaba de cumplir 18 años, y consiguió un plaza en un centro de acogida para adultos. Este chico tímido quiere ser mecánico de coches y podrá seguir de momento su formación.
No hay plazas
Son pocos los que consiguen una plaza para extutulados en las islas. La mayoría terminan transladándose a la península o a países del norte de Europa como Alemania, Francia o Suecia, donde son acogidos por familiares. Sin embargo, algunos chicos que carecen de esta posibilidad quedan en un limbo, abocados a vivir en la calle.
Eso le ocurrió Isham, que llegó con 16 años a Gran Canaria en patera desde Dajla, el pueblo saharaui desde dónde partió la patera para buscar un futuro mejor, lejos de los abusos de "la policía que se portaba mal con nosotros pero la gente del pueblo es maravillosa", decía sonriente.
Allí vive feliz su familia pero no Isham veía un futuro incierto para él. Su padre es conductor y transporta fruta en su camión a Mauritania mientras que su madre es limpiadora. Sus padres no se enteraron del arriesgado viaje que le costeó su hermano, los 500 euros que abonó para subirse a una patera. Estuvo en un centro de menores hasta que tuvo que abandonarlo al cumplir los 18 años y terminó con sus huesos en la calle. "Fue muy chungo, como dicen aquí, muy duro. Frio, mucha hambre, no estaba bien, no podía ir al médico. Sufrí abusos, me robaban. En la casa ocupa en la que estaba había gente que consumía droga y hacían cosas malas. Yo terminé fumando droga y quería alejarme de todo eso. Un día pensé: ¿por qué no me porto bien? ¿por qué fumo porque hago esas cosas malas?", aseguró. Fue entonces cuando contactó con la Fundación religiosa Main para extutelados. Una entidad que exige, entre otros requisititos, no consumir droga, de hecho se les somete a pruebas periódicas para detectar el posible consumo de sustancias estupefacientes, y tener buen comportamiento. Eso sí a partir de los 24 años deben abandonar el centro y emanciparse, "buscarse la vida", la frase mas escuchada entre los jóvenes migrados. La gran mayoría consigue vivir por sus propios medios.
Sor Ana maría Cabrera, con más de 20 años de experiencia en el fenómeno migratorio, lamenta que no tiene plazas para responder a la elevada demanda. Las 22 plazas de este centro para extutleados están ocupadas, también otras cuatro para la emancipación de chicos.
"Tenemos una lista de espera que superan los cien, más sabemos que hay en la calle porque tenemos un programa para extutelados que están en situación de calle y en cuestión de tres meses hemos superado la cifra de cien", advierte.
Es más lamenta el "otro desarraigo" que sufren los menores. "Todo esto para algunos llega tarde porque no es lo mismo un chaval que sigue aquí que se ubica aquí y echa raíces, hace otras amistades", y tienen que abandonar el centro.
"Estamos desbordados"
De hecho, los trabajadores de los centros de acogida se ven desbordados ante esta situación. Johara López, educadora Social del Centro de Acogida de Ayagaures, un recurso de emergencia, a veces se ve impotente para conseguir algún recurso para estos chicos. "En nuestro centro ese es el quebradero para ellos, el qué va a pasar cuando cumplan los 18 años. Algunos sí lo tienen muy claro esa red de apoyo en península o Europa, pero hay otros que no tienen a nadie. Intentamos buscarles algunos recursos alojativos pero son tan limitados, están tan saturados que a veces nos vemos desbordados y no sabemos por donde tirar", asgura.
Jean, de 23 años, pasó de ser usuario a trabajar en el centro que le acogió. Su historia es también de auténtica superación. Llegó hace ocho años desde Guinea Conakry. Viajó primero hasta Argelia, tras cruzar Mali. En el país magrebí estuvo trabajando para ahorrar dinero con el que pagar la travesía a Canarias. Tuvo que sortear la frontera con Marruecos para volver a sus costas donde salió en patera hacia las islas. Su formación también se vio truncada cuando tuvo que dejar unas semanas el centro de menores pero consiguió una plaza tras pasar casi un mes en la calle. Conoce muy bien las expectativas de los chicos que ahora guía en su camino hacia la edad adulta. Jean, subraya las ganas de superación que tienen la mayoría de los jóvenes que están en el centro en el que trabaja. "Encontramos a chcios que quieren seguir adelante, encontrar un trabajo y cumplir uno de sus objetivos que es emanciparse", afirma.
Este joven guineano, integrado plenamente, está estudiando tercero de Educación Social por la Universidad de Enseñanza a Distancia (UNED) pero quiere continuar formándose, es algo que le apasiona.
Precisamente uno de los problemas es la escolarización de los menores migrantes. Sólo pueden acceder a la enseñanza pública cuando se conocen los resultados de las pruebas óseas que determinan su edad. Miguel trabaja en el programa Contigo de Radio Ecca, un itinerario educativo y para la intergración social para menores migrantes. Por allí este año pasaron 50 chicos. Este trabajador social es testigo de la frustración y el desconcierto que genera entre estos jóvenes cuando se les comunica que tienen mayoría de edad tras realizarles las pruebas óseas y deben abandonar el centro de acogida. "Toda su situación cambia en cuestión de días cuando ni siquiera ellos se habían preparado psicológicamente de ese cambio. Y, claro, se rompen los vínculos, la comunidad en la que están y de pronto se encuentran en otra situación", frustrándose la formación de estas personas cuando, incluso podrían haber logrado alguna titulación que les permite abrirse un futuro.
200 menores migrantes quedarán este año en un limbo al cumplir la mayoría de edad: "No dejo de pensar en qué pasará cuando tenga 18 años"
02:27
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1675411468609/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Santiago Moreno
Vinculado desde 2000 a la Cadena SER, fue nombrado Jefe de Informativos de SER Las Palmas en 2007. Ha...