Empresarios y trabajadores, en su trinchera

Canarias

"El despido barato es una patología en España". Afirmaciones de este calibre, propias de cualquir sindicalista, ha sido pronunciada en esta ocasión por la ministra de Trabajo. Con ella, Yolanda Díaz ha dejado a media España boquiabierta; y a la otra mitad, indignada. Y es que en este país estamos acostumbrados a que los ministros sintonicen con los empresarios, mucho y abiertamente, y nunca nos escandalizó. Parecía lo más normal del mundo. Que sintonizar con la otra parte resulte, sin embargo, inapropiado y hasta escandoloso, es el mejor síntoma de la desquilibrada capacidad de influencia de unos y otros.

Y aunque sabemos que las cosas que ocurren, en la política y fuera de ella, rara vez se miden por el mismo rasero. Considerar que defender a los trabajadores es atacar a las empresas, es mucho interpretar. Por la misma razón que defender a las empresas no significa atacar a sus trabajadores. Así de hipócrita y simplón es el debate en el que nos hayamos inmersos. Como si empleadores y empleados no fueran remeros del mismo barco, sino soldados que ocupan trincheras distintas en una guerra absurda.