"La política se ha llenado de insultos": un diputado canario en el 23-F recuerda el "miedo y la rabia" de 18 horas claves para la democracia en España
Después de cuarenta y dos años desde el intento de Golpe de Estado de Tejero, el exdiputado canario en el Congreso recuerda la importancia de no perder en la memoria el momento
José Miguel Bravo de Laguna, exdiputado en el Congreso durante el 23F
Las Palmas de Gran Canaria
El veintitrés de febrero de 1981 entró un grupo de Guardias Civiles en el Congreso. Fue el intento de golpe de Estado que perpetró un conjunto de militares sublevados frente a la democracia justo en el día en el que se celebraba la sesión para elegir al presidente del Gobierno. Entre quienes ocuparon entonces los escaños de ese tengo hemiciclo del Congreso se encontraba el histórico político de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna. "Recuerdo ese día hoy como si hubiera ocurrido ayer a pesar de que han pasado más de cuarenta años", asegura el ahora miembro de Unidas por Gran Canaria, aunque antes formó parte del Partido Popular.
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"Por supuesto que sentí miedo en ese momento porque fue un momento violento por los disparos" ha dicho el representante de Unidas por Gran Canaria, pero al mismo tiempo, asegura que también sintió "mucha rabia por todo lo que había hecho la política y la sociedad española por abrirse a una auténtica democracia y encontrar el consenso y el diálogo, podía venirse abajo durante esas dieciocho tensas horas", ha reconocido Bravo de Laguna.
La política española, "radicalizada"
Después de más de cuarenta años desde el intento del golpe de Estado, Bravo de Laguna recuerda que conoció unas Cortes en la que estaban desde Blas Piñar, representante de la ultraderecha española hasta La Pasionaria "que fue un gran representante de la izquierda española". Desde su punto de vista, en este momento "hay una radicalización en la vida política por los insultos o faltas de respeto, más que una pugna ideológica", ha dicho el exdiputado. "Teóricamente, en aquél momento había un mayor enfrentamiento ideológico que en este momento y, sin embargo, me da la sensación de que ahora se observan las descalificaciones personales", dice Bravo de Laguna quien considera que "aunque parezca nostálgico, antes había mucha más categoría política que ahora".
Desde su punto de vista, antes había varios puntos de conexión que forjaban un objetivo común entre las derechas y las izquierdas. "Consolidar la democracia, vivir en un sistema de libertades, acceder a Europa, todos estos objetivos fueron muy importantes y hubo una aspiración, meta común, de todas las fuerzas políticas", ha dicho Bravo de Laguna quien subraya que, a pesar de las "diferencias ideológicas, se intentaba buscar soluciones consensuadas". En aquellos años y durante ese momento, después de aquél intento de golpe de Estado, desde su punto de vista, "estos años han sido los más pacíficos de la historia de España y, en definitiva, eso es positivo".
Un escaño en casa
En el año 1987 el entonces presidente del Congreso, Félix Pons, decidió hacer un cambio en el mobiliario que entonces estaba instalado en la Cámara Baja. Por aquellos años, todavía José Miguel Bravo de Laguna ocupaba un puesto en el Congreso y decidió quedarse con uno de ellos. "El presidente de la Cámara Baja puso a la venta los escaños por diez mil pesetas", ha recordado Bravo de Laguna. "No podía regalar el mobiliario porque era patrimonio nacional". Desde aquél momento, el exdiputado conserva aquél histórico mueble que después de más de cuarenta años, sirve como símbolo del recuerdo de un acontecimiento trascendente el 23 de febrero que, Bravo De Laguna, cree que debería servir para "sanar algunos planteamientos de extremos en la vida política".