Marina Mercante sanciona por primera vez a barcos de pesca canarios que desactivaron su geolocalizador

Las Palmas de Gran Canaria

La Dirección General de la Marina Mercante ha impuesto sanciones de hasta 60.000 euros a 25 barcos que desactivaron sus geolocalizadores mientras pescaban en alta mar cerca de las costas de Argentina. Entre los buques sancionados hay siete que tienen su sede en el puerto de Las Palmas de Gran Canaria. Es la primera vez que el Gobierno de España a buques que apagan su Sistema de Identificación Automática (SIA) mientras faenaban, una práctica habitual en barcos pesqueros pero que es ilegal, según la normativa de la Unión Europea. Unas sanciones que se producen tras una investigación de Oceana - una ong centrada exclusivamente en la conservación de los océanos, la protección de los ecosistemas marinos y las especies marinas amenazadas- entre los años 2018 y 2021 que compartió con la Secretaría General de Pesca y con la Dirección General de la Marina Mercante.

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El SIA es un sistema de localización de embarcaciones de más de 15 metros de eslora que es obligatorio en España y en la Unión Europea para fomentar la transparencia de la actividad pesquera y garantizar la seguridad en el mar. Precisamente fueron razones de seguridad por las que estos buques fueron multados por primera vez por las autoridades españolas. Una normativa de obligado cumplimiento pero que pocos países han aplicado sanciones.

Una práctica habitual pero ilegal

"En España y la UE toda embarcación de más de 15 metros de eslora tiene la obligación de tener el sistema de identificación automático constantemente activado. es una señal pública que muestra la posición de la embarcación, dónde está pescando, a qué velocidad se mueve, en qué dirección se mueve....es una forma matneer el rastro en qué momento está esa embaracación constantemente, esto en alta mar es esencial porque es la manera de conocer las autoridades costeras donde está la embarcación", asegura Ignacio Fresco, asesor Senior de Oceana de lucha contra la pesca ilegal de Oceana.

Estos barcos faenaban en alta mar, a 200 millas del límite de las aguas territoriales argentinas. Son las aguas internacionales donde se "pesca en la oscuridad" como se denomina en el argot naútico a los buques que apagan sus sistemas de localización. Esas zonas son el auténtico "salvaje oeste". Lo hacen para no ser detectados por otros barcos que compiten por un determinado caladero o por realizar capturas en áreas protegidas.

"Nosotros lo que venimos denunciando e identificando desde hace años es que la mayoría de embarcaciones que pescan en alta mar están constantemente y sistemanticamente está apagando sus sistema de geolocalización, siempre, durante días", aseguró.

Aún así, los barcos de pabellón español o comunitario están sometidos a un control mucho más riguroso por parte de las autoridades, sin embargo no ocurre lo mismo con la flota asiática. De hecho, esta ONG estima que unos 300 barcos asiáticos operan en esa zona sin ser detectados por las autoridades, a esto se le añade los escasos recursos que dispone Argentina para actuar en sus extensas aguas.

Obligados a migrar

Este tipo de actuaciones de barcos operando de forma irregular es global. La situación en los caladeros de Senegal está teniendo un impacto directo en las poblaciones locales. Los superarrastreros de las flotas coreanas o chinas están esquilmando sus caladeros dejando sin sustento a miles de ciudadanos de ese país que viven directa o indirectamente.

De hecho, este ha sido uno de los factores que ha empujado a miles de jóvenes senegaleses a emigrar, arriesgado sus vidas en la ruta canaria de la inmigración, la más peligrosa del mundo. "Cuando tienes una población tan grande que depende de la pesca y ese producto desaparece, estás obligando a la gente a emigrar", advirtió.

Estas empresas pesqueras chinas o coreanas operan con concesiones autorizadas por algunos países africanos, pero operan sin ningún tipo de control, esquilmando sus recursos y dejando a miles de familias sin sustento, según denuncia. Las consecuencias medioambientales son nefastas arrasando con especies difícilmente recuperables. Cuando acaban con las existencias trasladan su actividad a otro caladero para actuar de la misma forma.

Tripulaciones semiesclavizadas

Asegura que existen auténticas ciudades en el mar que se dedican a explotar caladeros en áreas restringidas o protegidas con total impunidad, cuyas tripulaciones no tocan tierra durante meses y trabajando en condiciones de semiesclavitud. "Hacen transbordos, van embarcaciones a racionarles el combustible. Son embarcaciones que están los 365 días del año pescando, no paran. En el caso de las chinas mucha de la tripulación es de Indonesia, viviendo en situaciones de semiesclavitud. Entran en el barco y no saben cuando van a volver a bajar, a veces sin conexión a internet. Pasan así tres o cuatro años, incluso", asegura.

Para acabar con estas prácticas ilegales, Fresco considera que es esencial controlar "todos los aspectos de la cadena de comercialización y distribución de la pesca porque existen enormes agujeros".

"Lo más importante, al fin al cabo, es que se pueda controlar en el puerto. Todo lo que se está desembarcando sea lo que se ha declarado, y que si se declaro menos de lo que se está desembarcando eso tenga una sanción". Aunque, según afirma, no es el caso de la mayoría de los puertos españoles "porque en España tenemos una situaicón privilegiada porque las descarga y la venta se hace en subasta, una práctica que no se hace en la mayoría de los puertos del mundo las descargas se hacen con subastas".