Sobre el crecimiento del sector público estatal
Hace un par de días, El País y esta cadena publicaban un sondeo que refleja perfectamente el sentir de la actual sociedad española en relación con el trabajo y su escala de derechos y obligaciones: en grandes líneas, y como era previsible, la inmensa mayoría de las personas encuestadas dijeron querer trabajar menos horas, cobrar más dinero y jubilarse antes. Es lo lógico, puestos a pedir. Lo curioso es que cuanto más jóvenes son los encuestados, más aumenta en ellos el deseo de trabajar menos horas y cobrar más de lo que cobran ahora, y también es curioso que los individuos con más recursos económicos son los que más defienden reducir la jornada, frente a los integrantes de grupos sociales menos pudientes, partidarios de seguir trabajando más.
Hay distintas explicaciones de carácter social, económico o incluso psicológico a este sorprendente fenómeno de que los que quieren trabajar menos sean los que tienen más garantías, frente a los trabajadores más pobres –incluso precarizados- que no ven con buenos ojos que se les reduzcan las horas. Para los que tienen menos, trabajar es sin duda el principal escudo frente al hambre y la pobreza. La ausencia de recursos o la incapacidad para hacer frente a los momentos malos es el principal motivo para desconfiar de quienes –desde los púlpitos políticos y sindicales- predican pagar más por trabajar menos.




