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"Es raro quien trabaja sin medicación": Las asistentas a domicilio de Canarias se suman a las kellys y piden la jubilación a los 58 años

Desde el gremio denuncian que el convenio colectivo con el Gobierno de Canarias es "nefasto" y que "no reconoce enfermedades laborales": "No llegamos a 900 euros y tampoco se cumplen los horarios"

"Es raro quien trabaja sin medicación": Las asistentas a domicilio de Canarias se suman a las kellys y piden la jubilación a los 58 años

Santa Cruz de Tenerife

Hace una semana, la patronal y los dos principales sindicatos, UGT y Comisiones Obreras, daban un paso al frente sobre una reclamación histórica. Los agentes sociales lograron un primer acuerdo para adelantar la edad de jubilación de las camareras de piso. Las denominadas como kellys podrían abandonar el mercado laboral a los 58 años, una exigencia fundamentada sobre el esfuerzo físico que supone su labor en la industria turística. La propuesta, que apoyan desde la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo, ya se ha puesto, de hecho, en conocimiento del Ministerio de Seguridad Social.

La propia ministra, Elma Saiz, señalaba, el pasado 22 de febrero, que el Consejo de Ministros aprobaría "pronto" los coeficientes de reducción para acceder a la jubilación anticipada. Aunque "no hay una fecha concreta", apuntaba, se podrían beneficiar aquellos trabajadores que se encuentran en puestos peligrosos y de condiciones "penosas". Saiz, que se mostraba cauta ante la próxima negociación de empresarios y trabajadores en el plano nacional, se mostraba abierta, por tanto, a una modificación legislativa.

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En el Gobierno de Canarias apoyan esa medida. Un día después de las declaraciones de la ministra, la consejera de Turismo comentaba, en la antena de Radio Club Tenerife, que el ejecutivo regional "defendería" esa propuesta, aunque abría un debate nuevo. "¿Qué hacemos hasta que se jubilen?", se cuestionaba, antes de recordar que las negociaciones estaban enquistadas desde la última legislatura de Mariano Rajoy. Tildaba de "ejemplar" la reivindicación de las kellys en Canarias, que se habían extrapolado a la geografía nacional, y recordaba que ya estaban trabajando en un estudio de las "condiciones psicosociales" del gremio.

A esta estela reivindicativa se han sumado las asistentes a domicilio de Canarias. Ángeles es trabajadora del servicio que tiene subcontratado el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y la "voz de todos sus compañeros". "No solo hacemos habitaciones y baños, también cocinamos, hacemos compras, paseamos, escuchamos y acompañamos al médico, fuimos muy necesarias durante el covid", recuerda, ante una denuncia clara: no se reconocen enfermedades laborales. "No tenemos reconocidas enfermedades laborales para jubilarnos antes y hay compañeras que lo tienen que hacer a los 70 porque no tienen algunos años reconocidos", apunta.

"No llegamos a 900 euros"

Al esfuerzo físico se suma una carga emocional. En muchas ocasiones, asegura, no tienen con quien "desahogarse". "Con quien hablamos es con los usuarios, personas vulnerables y enfermas, no tenemos a nadie con quien desahogarnos, no podemos desayunar porque vamos de casa en casa, tenemos a veces una sola hora para limpiar la casa, el baño y cocinar", apunta. Consciente de que se trata de una empresa ajena que brinda servicio al consistorio, pide que "se cumpla el contrato, ya que jamás se ha hecho".

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"Vamos caminando, vamos en guagua, aguantamos el agua, aguantamos el sol y nadie sale a su hora de trabajo, ni incluso con las 36 horas que tenemos que descansar", apunta Ángeles sobre el incumplimiento del convenio colectivo. Un texto que ha lanzado el Gobierno de Canarias, pero que, matiza, "es nefasto, las condiciones son por el estilo e incluso con las subidas salariales que hay del Salario Mínimo Interprofesional no se nos paga ahora, la diferencia llegará a finales de año". "Nuestro sueldo no llega a 900 euros, hablando de cantidades netas", declara.

Trabajan "medicadas"

Según, Ángeles, no se cumplen los descansos de 36 horas que tienen pactados. Estas asistentes recuerdan que no son ni cocineras ni limpiadoras. "Somos sociosanitarios tras estudiar un curso de Formación Profesional, muchas cosas no se hacen, encontramos que hay personas que exigen que tiremos la basura o fregar los platos, somos hijas adoptadas", apunta. Señala que en este gremio se "peca de humanidad". "·No trabajamos con muebles, tenemos un horario, pero no podemos dejar a una persona que no se puede levantar desayunando sola".

"Menos la función que tenemos que hacer que es dedicarnos a ellos, se hace todo", apunta Ángeles. Por último, recupera el ejemplo de las kellys. Espera que sus peticiones lleguen a la esfera política porque, al igual que ellas, tienen que recurrir a medicación para llevar a cabo su trabajo. "Lo raro es que haya alguien que no vaya medicado, a trabajar, por cuestiones inflamatorias", remata.

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