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"Podemos usar grilletes en pleno vuelo": Tenerife Sur, el aeropuerto de España con más denuncias por pasajeros conflictivos en 2023

Parte de las sanciones, que pueden llegar hasta los 45.000 euros, quedan sin efecto, ya que solo un 33% de los países suscriben el protocolo de actuación multilateral

El Aeropuerto de Tenerife Sur, el que más denuncias por pasajeros conflictivos registró en España durante 2023

El Aeropuerto de Tenerife Sur, el que más denuncias por pasajeros conflictivos registró en España durante 2023

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La Ley de Seguridad Aérea estipula sanciones entre los 60 y 45.000 euros contras los pasajeros que muestren un comportamiento conflictivo durante un vuelo. Incurriría, por tanto, en una infracción leve acorde al régimen sancionador. Las imágenes de peleas a bordo son cada vez más frecuentes en los vuelos con destino Canarias. Acorde al balance anual de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), y al que ha tenido acceso Radio Club Tenerife, el Aeropuerto de Tenerife Sur fue el aeródromo español que más denuncias por pasajeros conflictivos registró en 2023.

En concreto, se tramitaron un total de 189 denuncias desde el Reina Sofía. Completan el ranking nacional, el aeródromo de Alicante y Palma de Mallorca, con 184 y 177 actas, respectivamente. AESA matiza, que el elevado número de esas denuncias responde a las peleas en las que se ven implicados varios pasajeros. El Aeropuerto de Gran Canaria, el séptimo en esta cuestión a nivel nacional, registró 64 frente a las 41 del César Manrique-Lanzarote, noveno en la lista. Inmediatamente después se encuentra Fuerteventura, con 37 denuncias, y, en decimotercera posición, Tenerife Norte, con solo una decena. Aunque parte de esas denuncias quedan en el aire.

"En algunos países no hay jurisdicción, si viajabas de Madrid a Buenos Aires y te desvías a Venezuela, al no tenerla, este pasajero queda sin una denuncia", explica, a la Cadena SER en Canarias, el comandante de Airbus, Francisco Cruz. Según los datos de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) solo un 33% de los países, es decir, 45 estados, han suscrito el denominado como Protocolo de Montreal. Este tratado multilateral permite que los estados puedan prohibir y sancionar los comportamientos que pongan en riesgo la aviación civil. Por lo que, si un país no está suscrito, la sanción no es efectiva.

Pero, ¿cómo se actúa ante estos episodios de pasajeros que alteran el orden? IATA, que suma unas 290 aerolíneas de 117 países, cuenta con unas guías de actuación en los que se valora cada caso. Todo comienza antes, incluso, de subirse a un avión. "Es fundamental la prevención en tierra, es decir, que los agentes de facturación, cuando detecten a un pasajero que pueda ser conflictivo, avise", detalla el comandante Cruz. El también miembro del Departamento Técnico del Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (SEPLA) comenta que en esa primera criba se puede determinar el consumo de alcohol y drogas, aunque el filtro puede fallar.

Las denuncias no cristalizan

"Si no pasa ese filtro, los agentes de embarque también deben detectarlos, pero si lo pasa y ya de entrada en el avión los Tripulantes de Cabina de Pasajeros nos indican que puede haber un pasajero conflictivo y pone en peligro la seguridad del avión, el comandante lo puede bajar", asegura. Preguntado por las principales muestras que pueden poner en sospecha a la tripulación, Cruz señala que, lo habitual, es el incumplimiento de las indicaciones de seguridad, el consumo de bebidas alcohólicas o "que no se ponga el cinturón de seguridad".

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Don las rampas armadas y el aviso de cross check, el capitán pasa a ser la máxima autoridad de la aeronave. Tanto es así que, si en pleno vuelo, el pasajero comienza a comportarse de forma inadecuada, tendrá un primer aviso de cortesía. "Le pasamos una nota en la que indicamos que está incurriendo en delito, está escrita en diversos idiomas, con esta se suelen tranquilizar, si va a más se interpone una denuncia", matiza el comandante. El caso más extremo conllevaría una desviación. "Recurrimos a esta opción ante agresiones físicas, verbales y sexuales, nos desviamos al aeropuerto más cercano en el caso de España", apunta.

Cada aerolínea cuenta con su propio procedimiento de actuación. Aunque, si se produce el incidente en un punto de la ruta sin capacidad para programar un desvío, ya sea, por ejemplo, por sobrevolar el Atlántico, se puede aplicar "una última opción". "Se puede recurrir al uso de grilletes para inmovilizar al pasajero", destaca el comandante adscrito a SEPLA. "Son pasajeros que debido a las dimensiones de los asientos, uno molesta a otro y se produce una trifulca, o pasajeros que fuman, que atenta contra la seguridad del vuelo, especialmente, en lavabos, he hecho desvíos en vuelos largos de 10 o 12 horas", rememora.

"Perjuicio a las aerolíneas"

Una vez efectuado el aterrizaje de emergencia, se comunica a torre de control y son los controladores aéreos, quienes previo aviso a AENA, movilizan a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. La detención compete a la Guardia Civil, que se ha negado a participar en este reportaje. "Entonces entregamos la documentación con notificaciones y testigos que ha habido, desembarcamos y continuamos el viaje", comenta no sin precisar que esta acción ocasiona un perjuicio a los pasajeros y a la aerolínea. Se debe, por tanto, cargar nuevamente el combustible, modificar la hoja de carga o, en el peor de los casos, reubicar una tripulación alternativa por cuestiones del descanso legal.

Desde el SEPLA realizan un llamamiento a la Agencia Europea de Seguridad Aérea para reconsiderar la entrada en el mercado de las aeronaves de nueva generación, proyectadas para menor número de tripulantes. "Es esencial la presencia de pilotos en cabina para la gestión de pasajeros conflictivos, es un problema que se debe tener en cuenta, con un piloto solo en cabina tendría que tratar yo al pasajero, es una barbaridad, este es uno de los argumentos que manejamos", lamenta el comandante. Fabricantes como Airbus o Dassault ya trabajan bajo esta premisa.

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