Una empresa pública llamada Canarias

Antes que región, Canarias ha sido históricamente una suma de Islas, con sus Cabildos como instituciones claves. Entre el Estado y ellas, no se interponía ninguna otra administración hasta que llegó la Democracia y, con ella, el Estado de las Autonomías. De hecho, se debatió durante la transición -y todavía hay quien duda- de si convenía más mancomunar los cabildos que crear un Gobierno autonómico, sin tradición alguna en el Archipiélago.

Resulta por ella curioso en todas estas décadas de desarrollo democrática, hoy, 30 de abril de 2024, haya tenido lugar la primera Conferencia de Presidentes prevista en nuestro Estatuto. No es una mera formalidad, cada uno tiene su singularidad y merece ser escuchada ante desafíos tan importantes como las movilizaciones del pasado 20A, por citar sólo un ejemplo.

Hoy, Gobierno y Cabildos han hablado de un nuevo modelo de gestión del poder ejecutivo canario, en el que se coordine lo común con las distintas realidades insulares. Empezando, han dicho, por la redistribución de la riqueza turística y la ordenación del territorio. Casi nada.

Si esta iniciativa quedará en una foto para la historia o modernizará y hará más eficaz la gestión de esta empresa pública llamada Canarias, es lo que está aún por ver.