Sobre la dificultad de gobernar
El PSOE tuvo que suspender ayer la votación prevista para evitar sufrir una nueva derrota en el Congreso en la segunda votación de la ‘senda de estabilidad’. Junts ha vuelto a darse el gusto de poner al Gobierno español contra las cuerdas, y encima ha sacado pecho, exigiendo al Sánchez se comprometa a destinar la tercera parte de los recursos de más que permita la aprobación de una nueva regla de gasto, al gasto en las comunidades autónomas. Hasta ahora, el reparto de ese endeudamiento extra ha venido favoreciendo de forma evidente a la Administración central, que se quedaba con la parte del león de los nuevos recursos: el Gobierno pretendía repetir ese modelo de siempre, reservándose de los 40.000 millones que comporta el margen de déficit incorporado a los objetivos del Gobierno, 35.000 millones para que se los gaste el Estado y sólo 5.000 kilos para las regiones. Junts ya ha presentado sus condiciones: exige un cambio sustancial del objetivo de déficit para 2025 que asigne a las comunidades autónomas como mínimo un tercio del margen de déficit previsto en el objetivo total, 13.000 millones en capacidad de endeudamiento.
Apuesto que Sánchez aceptará el envite y consentirá en entregar a Cataluña una buena parte del pellizco, mientras España sigue sin cumplir los objetivos de déficit. A pesar de las boutades y baladronadas sobre gobernar al margen del Congreso, Sánchez es consciente de que no puede mantenerse desde la incapacidad de hacerse aprobar unos presupuestos en esta legislatura. Entre Rovira haciendo de poli buena y Puchi de poli malo, la gobernabilidad ya está definitivamente en manos de los dos partidos independentistas catalanes. Y ahí va a seguir.




