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Sociedad

El avión más puntero del Ejército del Aire, en manos de una mecánica canaria

La sargento Karla Santana, destinada en la Base Aérea de Albacete, relata su día a día rodeada de los aviones Eurofighter del Ala 14

Karla Santana, la mecánica canaria tras el avión Eurofighter del Ejército del Aire

Santa Cruz de Tenerife

Acorde a los guionistas de Hollywood, la aviación militar tiene olores especiales. Por ejemplo, a crema solar. En concreto, a la que se extienden los pilotos antes de jugar un partido de voleibol durante una tarde de permiso. También a la gasolina de una moto puntera que recorre el largo de la pista de aterrizaje. Gasolina, por cierto, mezclada con el cuero de una chaqueta bomber repleta de escudos de tela. Pero más allá del argumento y los tópicos derivados de Top Gun, la realidad es que las bases aéreas del Ejército del Aire y del Espacio huelen al calor del asfalto y al queroseno aditivado de aviones caza, como el Eurofighter.

La sargento Santana, natural de Teror, descubrió aquel olor antes de que su nombre cediera el paso a su rango. Karla, aún sin una vocación militar clara, ya se acercaba al Aeropuerto de Gran Canaria para ver los aviones. Y no solo los comerciales, también algunas aeronaves de combate que se dejaban ver desde la Base Aérea de Gando. "Me encantaba ir a a ver los aviones y cada vez que pasaba un avión saludaba como si fueran de mi familia", recuerda en la antena de la Cadena SER en Canarias. Actualmente, trabaja como mecánica de Eurofighter en el Ala 14 de la Base Aérea de Albacete.

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Entre Teror y Albacete hay 1.750 kilómetros de distancia, por eso "es una buena pregunta" plantear cómo ha terminado "en el ala más puntera del Ejército del Aire". La realidad es que Karla "no tenía familiares ni conocidos militares". "Siempre me habían interesado los aviones, cuando estaba en el instituto y se acercaba el momento de decidir a qué quería dedicar mi futuro, fue una amiga de mi madre la que me recomendó formarme en la Academia Básica del Aire", rememora. Seis años después de realizar la EBAU y de aterrizar en León, no esconde su felicidad. "Y aquí estoy, nada más y nada menos que trabajando con el Eurofigthter".

Al finalizar su formación, explica, le surgió la "oportunidad" de ir destinada al Ala 14 de Albacete. "Es verdad que renuncié irme a mi tierra, pero no me arrepiento, me ha hecho crecer y desarrollarme profesional y personalmente, es el momento de exprimir al máximo el salir de misiones y maniobras", precisa. Aquel coste de oportunidad era estar cerca de los suyos, pues se considera "muy de mi tierra y de mi familia", pero le permite tocar, cada día, el avión más moderno de la flota militar española.

¿Cómo es un día con el Eurofighter?

"Mi día a día es bastante rutinario, nos asignan a los mecánicos de línea un avión o varios, dependiendo del día, y cada uno prepara la aeronave antes de que salga a volar", explica sobre la fase inicial, conocida como el prevuelo. Es, alrededor de la media hora anterior, cuando comienza funcionar el tándem entre piloto y mecánico. "Entonces vamos con el piloto al refugio y preparamos el lanzamiento del vuelo, me refiero a las últimas inspecciones y puesta en marcha de los motores, durante todo el lanzamiento estoy conectada al avión con un cable y comunicándome con el piloto para solventar cualquier problema que pudiera surgir", ilustra.

Pese a su fallido intento por normalizar su trabajo como mecánica militar, la sargento Santana explica que, a lo largo de los dos últimos meses, ha participado en uno de los proyectos más ambiciosos del Ejército del Aire: Pacific Skies. Esta "aventura expedicionaria" ha unido a pilotos y aviones de España, Francia y Alemania para recorrer 58.000 kilómetros y cuatro continentes. "Fue una experiencia única, me siento muy afortunada, ha sido un hito, es la primera vez que hacemos un despliegue de estas características, hemos pasado por Alemania, Canadá, Alaska, Japón o India", explica la grancanaria.

¿Qué hace tan especial al Eurofighter?

La teoría ubica al Eurofighter, de fabricación completamente europea, a la cabeza de las flotas militares del continente. Solo necesita 500 metros de pista para aterrizar y puede alcanzar los 2.500 kilómetros por hora de velocidad máxima. "Además cuenta con una agilidad increíble, el estabilizador horizontal, ubicado normalmente en la parte trasera, lo tiene en la parte delantera, además el sistema de armas que lleva es impresionante, lleva trece estaciones, puede cargar bombas, misiles o tanques de combustible, además es el único que puede usar el Meteor, el misil más avanzado del Ejército", explica la propia sargento.

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Esta aeronave sustituirá los F-18 con los que España cuenta, por ejemplo, en la Base Aérea de Gando. De hecho, se estima que para el año 2026 ya pueda sobrevolar el espacio aéreo de las islas. Santana no esconde su emoción. "Sería genial porque en algún momento me encantaría volver y sería genial hacerlo con este avión", aunque reconoce que, de momento, es "genial" estar en el Ala 14, además, justo cuando cumplen medio siglo de historia. "Antes de entrar me dijeron que a Albacete se viene llorando y te vas llorando, y es verdad, cuando me vaya lloraré, esta unidad es muy especial, mi trabajo me encanta y lo seguiré haciendo en otro sitio", comenta no sin precisar que "no había mejor sitio para comenzar mi carrera".

"Lo pasé mal viendo Top Gun, sufría por los actores"

A sus 24 años, Karla "anima" a las chicas que se estén planteando entrar en la Academia Básica del Aire: "Somos muchas mujeres, no tantas como hombres, pero cada vez más, es una profesión muy bonita y un trabajo muy gratificante". Recuerda que, en su caso personal, no tuvo ningún problema, pues en su familia "se lo tomaron bastante bien". "Me apoyaron, tengo una familia y amigos maravillosos, me lo han hecho muy fácil", apunta Santana antes de recordar "lo mal" que lo pasó viendo la segunda película de Top Gun.

"Justo al verla acababa de volar en el Eurofighter y lo pasé mal viendo la película, estoy acostumbrada a volar en vuelos comerciales, pero nada que ver, vomité tres veces en un vuelo de una hora y media, cada giro que da, cada movimiento que hace, el traje aprieta un montón, las fuerzas G, no podía ni moverme, cada vez que en la película hacían un giro rápido, me acordaba de la sensación y lo pasaba mal por ellos", recuerda entre risas. Pese al mareo, no se lo piensa dos veces. "Espero volver a hacerlo, muy pocas personas pueden hacerlo y hay que coger esas oportunidades y explotarlas al máxima", precisa.

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