Ruido

Lo llaman vorágine, pero personalmente creo que la definición en estos momentos de la vida no es otra que la de ruido.

Mucho, mucho ruido como canta Sabina. Y entre tanto decibelio visceral, se nos ha ido un hombre correcto, amante de los hechos, enemigo de las bravuconadas y partidario de la eficacia y eficiencia.

Ayer se producía el fallecimiento de José Miguel Pérez, ex vicepresiente del gobierno de canarias, consejero de educación y secretario general en su momento de los socialistas canarios.

hombre dado a los hechos y enemigo distante del calificativo “bocazas”, José Miguel Pérez llegó a ser apodado como “el mudo” por su interpretación de la política como herramienta de solución de problemas, y no como el terreno para la escenificación de la política como un sistema dominado por la bronca permanente.

Descanse en paz otro de los escasos políticos de nivel en la exigua galería de personaje brillantes de esta materia en nuestra tierra.

Mientras tanto, la vida sigue: se cierran los accesos al Teide para evitar más imprudencias y sus consecuentes operaciones de rescate. la reforma fiscal del gobierno de Sánchez salió in extremis y en parte hacia delante, y el Heliodoro disfrutó de una España con la que muchísima gente ahoga el calvario diario que marcan sus vidas gracias a un cambio generacional de futbolistas que se mueven con un libro de estilo diferente que seduce a todos los públicos.

“Igual que el Tenerife”, se comentaba irónicamente anoche en el Heliodoro.

Martes, 19 de noviembre. Buenos días, La Palma. Buenos días, Tenerife.