La pareja Huertas y Guerra fulmina al FC Barcelona (91-86)

Santa Cruz de Tenerife

EI jugador más veterano de la historia de la Copa del Rey ya oposita al MVP de la actual. Cuando peor estaba La Laguna Tenerife a Marcelinho solo le faltó la capa del superhéroe que es. Acudió a la llamada de auxilio y reventó el partido. El Barça, impotente como tantas veces este curso, nada pudo hacer por frenar las embestidas dirigidas por un jugador de 41 años que le gana por goleada al maldito, para tanta gente, paso del tiempo. Otra vez dio una lección este menudo base brasileño que es un elogio en sí mismo, una oda a la pasión, un baloncestista de culto para tantas y tantas generaciones.

El Barcelona, otra vez, se va de morros. Llegó a ir ganando por 12 puntos en la primera parte y acabó perdiendo el fuelle en la segunda desde que Punter se tuvo que ir pitando al vestuario por un hombro fuera de sitio que, por supuesto, le dejó caído en combate. Peñarroya, cuyo puesto pende de un hilo casi invisible, no encontró tampoco soluciones para frenar la conexión de Marcelinho y la capacidad de mover el balón de Fran Guerra, que dio otra lección de versatilidad.

El delirio ofensivo inicial era tal que, cuando apenas habían pasado cinco minutos, ganaba el Barça 15-16. Comenzó el Canarias percutiendo con triples de Fitipaldo, Kramer y Scrubb más el Barça no perdía el paso. Satoransky, enchufando desde la periferia para el 17-21, marcó el inicio del despegue culé, cerrando el primer acto ganando 23-33, récord el suyo de puntos en un cuarto copero. Al rescate insular acudió, como no, Huertas. La primera parte también acabó con esperanza insular gracias a Fitipaldo, que se cascó ocho puntos del tirón, 15 por entonces, para mantener con vida a los suyos al descanso: 47-54. Bastante parecía para un equipo que poquito antes, tras una enceste de Punter desde el extrarradio, perdía de 12 puntos: 35-47. No faltó el numerito habitual de Vidorreta con los árbitros con el objetivo de motivar a los suyos, lo que no consiguió del todo. hasta el paso por los vestuarios.

El propio Punter, tras el receso, volvió al vestidor por ese hombro maldito, y ahí empezó el naufragio, otro más, de su equipo en una temporada que, de momento, es desastrosa para un equipo con tanta materia prima de calidad. El Barcelona perdió así a su principal faro ofensivo y cada canasta le costaba el doble. Aquellos triples de Parra y Satoransky para el 51-62 fueron inservibles ante lo que se vino encima a su hueste.

esulta que el Canarias empezó a picar piedra hasta que dos triples de Huertas y uno de Doornekamp lanzaron a los suyos: 82-78. Cuando más caliente estaba el partido, La Laguna Tenerife se vino definitivamente arriba con un parcial de 9-0 para el 85-78 y empezar a firmar la sentencia del duelo. Un agónico enceste desde más allá de la línea de Abrines, fallón todo el partido, le dio al Barça la vida que le quitó Marcelinho, ahora desde el tiro libre. Tenía que ser él, un jugador para la eternidad, quien guiara a los suyos hasta las semifinales. Espera el Unicaja con la final de Badalona en el recuerdo… (EFE)