Opinión

Sobre el gasto en Defensa

El enfoque de Francisco Pomares: sobre el gasto en Defensa

Pedro Sánchez citó ayer a los grupos parlamentarios en Moncloa para comunicarles su decisión de acelerar la inversión en Defensa, con el objetivo de alcanzar el dos por ciento del PIB antes de 2029Sánchez no ha concretado ni el ritmo al que se incrementará ese gasto ni la cifra exacta de gasto que quiere alcanzar. Ha preferido subrayar que ese aumento supone una “oportunidad” para la industria española, en un intento de suavizar el rechazo de sus socios. La ronda de reuniones se ha presentado como “información” sobre los debates abiertos en Europa en materia de seguridad y defensa, y no como paso previo a un necesario pacto nacional. Para evitar polémicas en el Gobierno y con los grupos que lo apoyan –muy críticos ayer con cualquier incremento del gasto militar- es probable que Sánchez no ofrezca más detalles sobre este asunto hasta la próxima cumbre de la OTAN en junio. Sánchez quiere ganar tiempo para ampliar mágicamente la definición de ‘Defensa’ e incluir en la cuenta partidas que ahora no computa. Una suerte de milagro de multiplicación de panes, peces y balas, con el objetivo de reducir el esfuerzo español para alcanzar el dos por ciento del PIB en gasto militar.

Moncloa espera convencer a Bruselas para que se cree un fondo mancomunado y basado en subsidios, de tal forma que España no tenga que poner dinero de sus propios presupuestos. Es improbable que Europa pase por ahí, tanto como que Sánchez cumpla el compromiso con la OTAN, sometiéndolo previamente al Congreso.

Si lo hiciera, tendría sin duda el apoyo del PP frente a la práctica totalidad de sus socios y apoyos –solo el PNV parece dispuesto a apoyar la inversión en Defensa- y eso es precisamente lo que quiere evitar. Lo que pretende Sánchez es pura cosmética: reorganizar partidas presupuestarias, hacer aflorar gastos ya existentes que hasta ahora no se contabilizan en Defensa, y recurrir a créditos y transferencias del Fondo de Contingencia. Todo eso puede ser aprobado en el Consejo de Ministros sin necesidad de contar con el visto bueno del Parlamento. Un nuevo ejercicio de ingeniería.