"Los niños se sienten, cada vez más, solos en su propia familia", advierte el director técnico de la Fundación ANAR

Las Palmas de Gran Canaria

En un contexto de hiperconexión global, los especialistas inciden en el aumento de una realidad inquietante y sin una fácil solución a corto plazo: cada vez más menores se sienten solos, incomprendidos y aislados en su propio entorno familiar, a pesar de pasar horas frente a una pantalla. Esta soledad emocional, amplificada por el mal uso de la tecnología, se ha convertido en un caldo de cultivo para el sufrimiento psíquico y, en los casos más extremos, en una antesala del intento de suicidio. El director de la Fundación ANAR de Ayuda a Niños/as y Adolescentes en Riesgo, Benjamín Ballesteros, ha destacado en Hoy por Hoy Las Palmas que "aunque las familias piensen que sus hijos están seguros en sus habitaciones y que no corren riesgos, están ante un mundo virtual con muchas amenazas". En total, la organización ha ayudado, por medio de su atención telefónica personalizada, a 451 niños en situación de intento o idea de suicidio, de los cuáles 135 ha sido en intento autolítico ya iniciado y "no llegan ahí de forma fortuita, lo llevan tiempo rumiando y ni la propia familia lo sabe en ocasiones".

Las palabras del director técnico de ANAR, sobre la soledad del menor y los peligros que ello supone, secundan la reciente propuesta audiovisual de la serie de Netflix "Adolescencia", que se sumerge en la detención de Jamie Miller (Owen Cooper), un joven de 13 años acusado del asesinato de su compañera de clase, Katie, y en cómo este suceso impacta a su propia familia y a la comunidad que los rodea. Sus padres (ojo a spoilers) no se podían creer en ningún momento cómo su pequeño se había convertido en un asesino, cuando su vida social se circunscribía a ir al colegio y estar en su cuarto casi sin vida social. "Era un niño tranquilo", decían sus progenitores. Ese presunto aislamiento y protección del menor ante influencias o tendencias externas peligrosas ha desaparecido por completo con el actual uso de la tecnología. Los menores se refugian, se exponen en entornos digitales y están en plataformas de mensajería donde se sustituye la interacción real. Ahí, pero en el caso contrario al de la mencionada serie, también pueden intentar huir de la violencia "que están sufriendo o de su soledad, que afecta más a los menores de los que pensamos", sostiene Ballesteros. Alerta que "tenemos un serio problema con las tentativas de suicidio. Se han incrementado de forma exponencial en los últimos tiempos. La razón está muy vinculada a la tecnología, al mal uso de la misma, las redes sociales o la visualización de vídeos que les explican, incluso, cómo hacerlo, con información dañina que les anima o les explican el procedimiento como solución a su vida. Lo que solemos ver en el menor es que sufre varios problemas que no sabe cómo solucionar y se ve a sí mismo como una carga para su familia y está bloqueado. Gracias a una atención como la nuestra puede ver la solución".

Según Ballesteros, todo esto es fruto de que "cada vez hay menos comunicación en las familias, con tanto dispositivo y aislamiento individual. Aunque los menores estén físicamente acompañados, se sienten muy solos y corren muchos riesgos".

En Canarias hay 326.000 niños y ANAR ha registrado un total de 2.462 llamadas, por menores o adultos, unas consultas que "normalmente, no es el menor el que la efectúa directamente. Lo que suele ocurrir es que nos encontramos con chicos y chicas con dificultades a la hora de expresarse y que nos explica que el caso que está contando es el de un amigo, pero es el suyo propio". Ballesteros explica que en ese momento es capital la asistencia de los especialistas de la fundación, con "una psicóloga experta en infancia, que tiene una formación específica, además de un equipo de abogadas y trabajadoras sociales detrás para registrar cualquier incidencia. La psicóloga es la que consigue que el menor se abra y cuente lo que le pasa, ya sea en una llamada o varias".

Para llegar a este punto, es clave que el menor conozca la existencia del teléfono. "Es muy importante la labor de difusión que estamos haciendo para tratar de conseguir que en todos los centros escolares de Canarias se conozca la existencia de nuestro teléfono y sepan que estamos las 24 horas, todos los días. Esto reduce su miedo y temores para llamarnos. También es un método disuasorio en el ámbito escolar para evitar el acoso escolar, las agresiones, etc", comenta Benjamín Ballesteros. El perfil son "niños normales", que "nos cuesta distinguir que estén sufriendo algún problema", pero lo llevan oculto en nuestro entorno", concluye.