El padre de la niña con la que se atrincheraron los migrantes de un centro de Tenerife fue detenido antes de la revuelta

Las horas de tensión que se vivieron en la noche del viernes en el llamado Centro de Atención Integral de las madres, en Santa Cruz de Tenerife, tuvieron su origen en el anuncio de que una pequeña de cinco años iba a ser trasladada a un recurso para menores. Los residentes decidieron impedirlo atrincherándose con la niña en una de las estancias del centro para evitar, según su testimonio, que la menor fuese apartada del lado de su padre. Tras el fuerte despliegue policial y la mediación de Cruz Roja y una negociadora, entregaron a la niña y poco a poco fueron regresando al interior del recinto las decenas de migrantes que viven allí y que habían sido desalojados durante algunas horas.

Sin embargo, el origen de todo había tenido lugar horas antes, cuando la Fiscalía de Menores había notificado al Gobierno de Canarias que el padre de la pequeña había sido detenido, por lo que se puso en marcha el protocolo para proteger a la niña. Se declaró su situación de desamparo y se decretó su ingreso en un centro de menores. La directora general de Protección al Menor y la Infancia, Sandra Rodríguez, explicó que lo más probable es que se decrete una guardia y custodia provisional mientras se resuelve la situación judicial del padre de la pequeña.

Práctica habitual

Lo habitual cuando se dan este tipo de situaciones es que una vez resueltas, se intente de inmediato el reagrupamiento familiar, si bien es necesario comprobar que no se da ninguna otra circunstancia que ponga en riesgo a los menores.

En cuanto a las denuncias de los usuarios del centro, en una concentración de protesta, de que la retirada de alguno de los niños es una situación que se ha dado otras veces, Rodríguez ha explicado que ellos proceden a actuar cada vez que por parte de la Fiscalía se les avisa de que los resultados de las pruebas de ADN concluyen que no existe una relación de consanguinidad.

Mantener el vínculo

Aclara que, con las limitaciones que impone la ley, intentan que no se rompa el vínculo. "La ley es la que es", señala, "y aunque sabemos que en sus países de origen el concepto de comunidad es diferente y los padres y las madres pueden enviar a sus hijos con un tío, un primo o incluso un amigo con la esperanza de que tenga un futuro mejor, cuando llegan aquí se encuentran con que la realidad es otra y la norma también".

No obstante, ha explicado que se sigue trabajando para buscar soluciones y tratar de que no se pierda el vínculo. En algunos casos, incluso, se procura establecer un régimen de visitas si se considera que mantener el contacto es lo más conveniente para el menor. Entre las posibles soluciones que se trata de implementar para algunas de estas situaciones es establecer concesiones de acogimiento.