La caricatura de Napoleón que sobrevive sumergida en el océano Atlántico: así son los Enanos de La Palma
Las figuras de Los Enanos fueron sumergidas a diecisiete metros de profundidad en una zona poco practicable, en la costa de la isla de La Palma

Uno de los Enanos sumergidos en el océano / Jesús Crossa

Santa Cruz de La Palma
El atleta Jesús Crossa -junto a su compañero Andrés Guillén y todo el equipo- tuvo que hacer más de sesenta inmersiones en el Océano hasta dar con ellas hace algo más de un año. Las esculturas fueron hundidas en 2014 como un homenaje a los Enanos de la Bajada de la Virgen de las Nieves, un número teatral popular que conmueve a propios y extraños. No obstante, muchas han desaparecido y otras son casi imposibles de encontrar. Jesús intentó llegar a ellos hasta en tres ocasiones junto a su compañero, y no fue nada fácil. "Nos tropezamos con ellos en medio del arenal, se me pusieron los pelos de punta", cuenta el buzo. "Fue bastante difícil, no están en un sitio fácil para llegar, ni tampoco hay referencias en el fondo que permitan localizarlos. También hay tráfico de embarcaciones, de hecho, tuvimos problemas con algunos barcos", añade.

Un Enano de la Bajada bajo el mar / Jesús Crossa

Un Enano de la Bajada bajo el mar / Jesús Crossa
La idea de sumergir estas figuras en el Océano para crear un Museo Submarino fue felicitada por unos y duramente criticada por otros, precisamente por la lejanía en la que fueron ubicadas las piezas, prácticamente inaccesibles. Crossa y su equipo han sido prácticamente los últimos en documentar el estado de este museo submarino recientemente. Lo cierto es que el papel de estas esculturas en la Bajada de 2025 está siendo irrelevante, a pesar del costo y la relevancia que tuvo su instalación hace más de diez años como un homenaje al mítico papel de los danzarines.
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La caricatura de Napoleón que sobrevive sumergida en el océano Atlántico: así son los Enanos de La Palma
Un museo submarino completamente olvidado
Tras diez años sin celebrarse, las Fiestas Lustrales traen consigo la representación más querida por los palmeros: la Danza de los Enanos. Son liliputienses ataviados con trajes de colores, casaquillas de montar, pantalones bombachos y calzado muy corto con lazos sobre las hebrillas. Son caricaturas de Napoleón. La primera Danza de Santa Cruz de La Palma se documentó en 1860. Sin embargo, lo más probable es que sea anterior.
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Para Alfonso Montesdeoca, director de la Reserva de la Biosfera y uno de los buzos más experimentados de la isla, las esculturas son valiosas aunque no se vean, porque lo invisible también tiene valor. "El valor es un concepto engañoso. El oro y los diamantes, por ejemplo, son químicamente inertes, no alimentan, no oxigenan, no regeneran la vida, pero les atribuimos un valor inmenso. En cambio, el agua de mar, los arrecife, los fondos marinos sostienen literalmente el equilibrio del planeta. Sin embargo, en nuestra economía tienen poco o ningún precio. Nuestros fondos submarinos son un tesoro que muchos no conocen", explica.
En busca de una posible nueva ubicación
Bajo el océano que baña La Palma hay más de 700 especies catalogadas: corales negros, esponjas vítrias, angelotes, tortugas, sifios, muchas en peligro. "En La Palma, ese tesoro es de origen volcánico reciente. Una plataforma insular abrupta, tubos de lava sumergidos, cañones, acantilado submarinos que generan refugio y corredores biológicos únicos en el Atlántico", explica Alfonso Montesdeoca. Precisamente en ese entorno se hundieron estas siete figuras de 1,63 metros y aproximadamente 450 kilos de peso, diseñadas por Miguel Marzán.
"Este tipo de museos en el mar tienen un potencial: el acercamiento de la población a la fortuna que tenemos tan cerca de casa", explica Crossa. "Si este tipo de museos fueran capaces de acercar a la gente al mar y crear conciencia, serían muy valiosos" más allá del turismo, añade el deportista. "Humildemente creo que si algunos de estos enanos estuvieran dentro de la playa, siguiendo una ruta de buceo, sería mucho más conocidos porque en la ubicación actual el tráfico de barcos es alto", concluye.

Una de las esculturas que sobreviven / Cadena SER

Una de las esculturas que sobreviven / Cadena SER
El patrimonio oceánico está amenazado por la sobrepesca, el ruido submarino, la contaminación, el cambio climático. "Sólo protegemos lo que amamos, sólo amamos lo que conocemos y sólo conocemos lo que se nos enseñan", explica el director de la Reserva Mundial de la Biosfera La Palma. "Bucear es una forma de reencontrarme con la naturaleza. Bajo el agua, nos liberamos de la fuerza de la gravedad, el corazón late más despacio. No hablamos, no nos hablan, sólo escuchamos el silencio del azul. Y en ese silencio, percibimos lo esencial, la botella que nos da aire, el neopreno que nos protege, nuestra piel como única frontera frente a la inmensidad. Allí sentimos nuestra fragilidad y también nuestra pertenencia, nuestra ecodependencia, nuestra interdependencia", concluye.

Javi Rodríguez
(La Palma, 1991) Periodista vinculado a la Cadena SER en Canarias desde el año 2009, apasionado de los...




