Acampadas y carreras de quads: estas son algunas de las infracciones contra las que luchará ahora la Guardia Civil en las Dunas de Maspalomas

Gran Canaria

La Guardia Civil, a través de su Unidad del SEPRONA junto con el Cabildo de Gran Canaria, mediante sus Agentes de Medio Ambiente, han intensificado las labores de vigilancia y prevención en la Reserva Natural Especial de Las Dunas de Maspalomas con el objetivo de proteger uno de los espacios naturales más valiosos y frágiles del Archipiélago.

La presión humana sobre este enclave es creciente. A lo largo del día, se estima que entre 150 y 300 personas acceden indebidamente a las dunas, atravesando zonas restringidas y saliéndose de los senderos delimitados. El punto álgido se produce al atardecer, cuando pueden llegar a congregarse hasta 500 visitantes sobre la arena, pisando la flora autóctona y provocando la huida de la fauna que habita en el lugar.

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Pese a la existencia de cartelería, cuerdas de delimitación y espacios habilitados para la observación, muchos visitantes ignoran las normas con el único propósito de obtener una fotografía del paisaje. Ante esta situación, la colaboración entre SEPRONA y los Agentes de Medio Ambiente cobra especial relevancia, no solo con presencia disuasoria y control sobre el terreno, sino también dentro de una estrategia más amplia puesta en marcha por el Cabildo para disminuir la presión de visitantes y promover la sensibilización ambiental.

En declaraciones a la Cadena SER, el consejero de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria, Raúl García Brink, señala que está colaboración con el SEPRONA, "que ya se venía produciendo desde hace años", se reforzará mediante "convenio" para que sea extensible en el tiempo. Además, el responsable insular ha avanzado que no descartan la incorporación de otros cuerpos a estas labores de vigilancia y así se "irá concretando próximamente". Es el caso de la Policía Canaria o de la Policía Local de Telde, que en las últimas semanas ha puesto sus drones a disposición. En palabras de García Brink, esta implicación se hace necesaria para reforzar algunas horas punta, ya que los técnicos insulares realizan su función de "9 de la mañana a 4 de la tarde".

Como medida complementaria, el Cabildo desplegará en los próximos días en este entorno una plantilla de "informadores en varios idiomas". Asimismo, se instalará sensores para monitorizar la afluencia, un nuevo sistema de señalización digital con códigos QR, la colocación de pantallas informativas en puntos estratégicos y el refuerzo del control ambiental de la laguna.

Las autoridades recuerdan que, de no cumplir con las normas en estas zonas restringidas, los infractores pueden enfrentarse a multas a partir de los 150 euros, tal y como recoge la Ley 4/2017, de 13 de julio, del Suelo y de los Espacios Naturales Protegidos de Canarias. Y no ser canario no exime de conocer la normativa. "El cobro será el habitual. Pero, si al final no se paga, se recaudará mediante la Agencia Tributaria. Y, si el infractor es extranjero, la sanción también le llegará a su domicilio", señala el consejero.

La riqueza natural de las Dunas de Maspalomas justifica esta atención especial: en su singular paisaje conviven especies vegetales como los tarajales, balancones o siemprevivas, junto a una valiosa avifauna en la que destacan el charrán, el chorlitejo, el cernícalo y más de veinte especies que utilizan este ecosistema para anidar tanto en las dunas como en la Charca. García Brink defiende que, gracias a estos trabajos de vigilancia y también "al compromiso ciudadano", este campo de dunas vivas está en pleno proceso de transformación y recuperando su esencia original. "Han vuelto especies que se creían desaparecidas, hemos sacado de la UVI este espacio natural, y hemos recuperado más de un centenar de dunas, especialmente en la zona del Anexo II", ha reconocido.

En cualquier caso, y a pesar de que la "mayoría de visitantes que se adentran en esta reserva son respetuosos con las normas", están aquellos que no. Y, muchas veces, el Cabildo es conocedor "gracias a la alerta de ciudadanos y a las redes sociales". Así, la institución insular se ha topado con algunos que utilizan este espacio natural único en las Islas como circuito para hacer carreras de quad o para acampar. "En alguna ocasión nos hemos encontrado con la huella de algunos de estos vehículos que circulan por la noche". García Brink reconoce la complicación para vigilar "un espacio de más de 400 hectáreas, que están abiertas y no se pueden vallar porque es un sistema dunar que está vivo y sería condenarlo a su desaparición", sentencia.