Hallan en La Palma una pieza intacta de la época benahorita
Se trata de una vasija de cerámica en su estado original. Las dataciones por radiometría la sitúan en el siglo V d.C.

Vasija hallada intactas / Cadena SER

Santa Cruz de La Palma
Un hallazgo arqueológico ha despertado el entusiasmo del mundo de la arqueología en La Palma. Se trata de una vasija de cerámica encontrada en el municipio de Tijarafe donde, desde 1997, se lleva a cabo el Proyecto Occidente con excavaciones periódicas en la comarca noroeste de la isla.
La singularidad de este hallazgo, según explica Francisco Pérez Caamaño, codirector técnico del proyecto, “es que está entera”. Lo habitual, según explica “es hallar fragmentos”, piezas sueltas, pero no un objeto de estas dimensiones en su estado original. El hallazgo tuvo lugar el pasado año 2024 durante una de las excavaciones que se llevan a cabo de manera coordinada en la zona. Ha sido necesario un programa específico para su extracción, restauración y datación. Y es que lo habitual es dejar los restos en los yacimientos, considerando en ocasiones que es el lugar más adecuado. Sin embargo, esto sucede cuando se trata de fragmentos. En el caso de esta vasija, datada por radiometría en el siglo V d.C., su estado de conservación y estado completa, se determinó la necesidad de recuperarla para ser expuesta en el Museo Arqueológico Benahorita, en Los Llanos de Aridane.
La cerámica corresponde a la fase 4b de la cronología establecida en la arqueología de La Palma para determinar los distintos períodos en los que fue elaborada. Esto ubica los primeros poblamientos de la comarca noroeste hace 1.500 años, antes de lo que se pensaba. La primera referencia de la población de esta comarca la dejó escrita Abreu Galindo en su crónica de las Islas Canarias del siglo XVII, cuando dibujó el cantón de Izcaguán (actual Tijarafe) como el lugar más poblado de la isla. Un lugar donde se han encontrado todas las fases de cerámica establecidas en la cronología arqueológica, así como restos óseos, alimentos que nos hablan de una dieta a partir de los recursos naturales de mar y de tierra, así como restos funerarios.
El Proyecto Occidente
Para el codirector del proyecto, Francisco Caamaño, este hallazgo es también un mensaje para hacer ver a las instituciones que “las excavaciones arqueológicas coordinadas y continuadas en el tiempo tienen resultado”. La Hasta 1996 se habían llevado a cabo excavaciones y hallazgos, pero de una manera esporádica, sin continuidad, o de manera fortuita. Es en el año 1997 que se pone en marcha el Proyecto Occidente para dar continuidad a las investigaciones. En 2002, el arqueólogo y jefe del Servicio de Patrimonio del Cabildo, Jorge Pais, realizó también prospecciones en el Barranco de Los Gomeros, sin embargo, “hay muchos barrancos y no hay tiempo ni recursos”. Una zona que se posiciona como “uno de los lugares más relevantes de la isla”, que abarca los municipios de Tijarafe, Puntagorda y Garafía.
Tras ocho años de excavaciones se ha realizado una publicación y los hallazgos son constantes, en su mayoría restos óseos o fragmentos. Los casos de vasijas íntegras no son habituales, las que se conservan han sido producto del hallazgo casual o donaciones a partir de colecciones particulares. En esta ocasión ha sido producto de un proyecto coordinado de una excavación arqueológica. “Es lo que uno sueña”, cuenta Caamaño, que apunta a “un descubrimiento en equipo” para narrar el momento en el que fue descubierta. “Tras las primeras taquicardias nos pusimos a planear qué debíamos hacer”, y de ahí surgió la necesidad de no conservarla en el lugar de origen sin o recuperarla para restaurarla y mostrarla al público.
No tocar nada
En la arqueología palmera aún queda mucho oculto. La vegetación que ha ido ocupando sus espacios de manera natural podrían esconder hallazgos que no podemos imaginar. O lugares de difícil acceso como la Cueva Tiznada en El Paso, donde se hallaron en su interior las primeras pinturas rupestres de La Palma, algo que se desconocía hasta entonces. El descubrimiento, realizado por la arqueóloga Nuria Álvarez en el año 2020, abre una puerta a todo lo que aún queda por conocer. La propia Nuria Álvarez explicaba entonces que se trataba de un “hecho histórico para la arqueología benahoarita”, además, fue descubierta de manera fortuita, “lo que invita a pensar que no sea la única con estas características”.
Otro caso reciente fue el hallazgo de cinco collares intactos en un tuvo volcánico de Villa de Mazo y que fue presentado al público en junio de 2024 formado por 225 conchas marinas y un hueso. De nuevo un hallazgo que se produjo de manera fortuita cuando un espeleólogo aficionado, Yeray Rodríguez, se internó en un tubo lávico que ya había sido explorado y en el que se conocía un uso funerario. Sin embargo, miró donde nadie lo había hecho en los últimos mil años para descubrir una serie de cochas marinas. Como profesional de laboratorio, supo contener el impulso de tocar o manipular los restos, algo que hubiera contaminado las conchas. Eso permitió que las conchas hoy se estudien en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en la búsqueda de restos de ADN de los primeros pobladores de la isla que debieron llevarlos al cuello permaneciendo éstos en contacto con la piel.
El codirector del Proyecto Occidente insiste en que esa es la forma de actuar en el caso de encontrar algún resto arqueológico, “no tocar nada, no mover nada y avisar a las autoridades” ya que “cualquier movimiento provocaría una pérdida de información para siempre”. Los restos arqueológicos aportas muchos detalles a partir de la ubicación, la forma en la que fueron depositados o su entorno.




