La historia del Jardín de la familia Botín-Sanz de Sautuola en Cantabria
Está declarado Bien de Interés Cultural y fue ideado por Marcelino Sanz de Sautuola, descubridor científico de las pinturas de Altamira
Portalada que da acceso a los Jardines Históricos de Puente San Miguel, propiedad de la familia Sanz de Sautuola Botín. / Cedida por los Jardines Históricos Puente San Miguel.
Torrelavega
La historia del Jardín Histórico de Puente San Miguel (Reocín) está estrechamente ligada a la figura de Marcelino Sanz de Sautuola, un apasionado de la botánica, la prehistoria y la arqueología.
Aunque es conocido internacionalmente por ser el ‘descubridor científico’ de las pinturas rupestres de la cueva de Altamira (Santillana del Mar), el legado de Sanz Sautuola se extiende también al campo de las ciencias naturales y el mejor ejemplo lo encontramos en este jardín histórico.

Visitamos el Jardín Histórico de Puente San Miguel, propiedad de la familia Sanz de Sautuola Botín
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A mediados del siglo XIX, Marcelino inició la transformación de la finca familiar de Puente San Miguel en un jardín singular. Su objetivo era crear un espacio natural que combinara especies autóctonas con ejemplares de otros países, dando lugar a una especie de jardín botánico.
Marta Fernández, responsable de la administración de la finca y guía del jardín, nos cuenta que Marcelino intercambiaba por carta semillas de distintas partes del mundo, así llegaron a Cantabria especies como el primer eucaliptus de la región, plantado en 1863.
Del jardín original se conserva una magnolia glandifora de más de 200 años considerada la mayor de Europa, que cubre más de 700 metros cuadrados, y que seguramente fue plantada por Santiago Sanz de Sautuola, padre de Marcelino y gran aficionado también a la botánica.
Otra de las maravillas de la finca es una secuoya sempervirens (la misma variedad que las del bosque de secuoyas de Cabezón de la Sal) que se eleva más de 40 metros con un perímetro de tronco de 5,5 metros.
De la época de Sanz de Sautuola se conservan otros ejemplares como un cedro del Atlas y un ginkgo biloba que, como nos explica Marta, “es un fósil viviente y sus antepasados se remontan a la época de los Dinosaurios”. Es el único ser vivo que sobrevivió a la bomba atómica de Hiroshima y por eso está considerado como un árbol sagrado.
Estas especies exóticas conviven en los jardines de Puente San Miguel con ejemplares autóctonos como hayas, tejos, castañoso alcornoques.
Familia Botín
Tras la muerte de Marcelino, su hija María Sanz de Sautuola y su esposo Emilio Botín López continuaron su labor. Mandaron construir la actual casa solariega que data de 1900 y encargaron al arquitecto Javier González de Riancho (autor del Palacio de la Magdalena) el diseño de la actual portalada que enmarca el acceso a los jardines.
Más adelante, su nieto Emilio Botín Sanz de Sautuola (fundador de la conocida saga de banqueros) amplió la finca y creó nuevos espacios ajardinados como el Jardín de Winthuysen y el Jardín Nuevo, manteniendo siempre la filosofía de respeto por el crecimiento natural de los árboles.
Jardín de Winthuysen
El pintor y jardinero sevillano Javier de Winthuysen diseñó en 1954 el jardín que lleva su nombre. Junto a él se conserva la casa original de la finca, del siglo XV, reconvertida en una capilla en la planta baja y una estancia en la parte superior, donde pasó largas temporadas el escritor Víctor de la Serna, amigo de la familia.
Precisamente fue Víctor de la Serna, amigo de Winthuysen, quien le puso en contacto con los Sanz de Sautuola para diseñar este pequeño y coqueto jardincillo donde podemos observar un busto en honor del hijo de la también escritora Concha Espina.
Jardín Nuevo
El jardín nuevo se asienta sobre la ‘mies de Argudín’, que fue adquirida por la familia y que anteriormente se dedicaba al cultivo del lúpulo, una de las materias primas empleadas en la fabricación de la cerveza, que iba destinado a la conocida marca de cerveza cántabra 'La Cruz Blanca'.
A partir de los años 80 del siglo XX se encarga el diseño de esta nueva zona a la paisajista Carmen Añón, que divide el jardín en cinco zonas: la avenida principal de alcornoques, el estanque pequeño, una rosaleda que ahora es un laberinto, un pequeño lago y la zona de viveros y huerto.
Panteón familiar
Fuera de las tapias, pero dentro de la posesión, se encuentra una pequeña capilla privada, obra del arquitecto Fernando Chueca, en cuya cripta se encuentra el mausoleo de la familia.
En las inmediaciones de la casa solariega se ha erigido un monumento a Marcelino Sanz de Sautuola y a su hija María, obra del escultor Agustín de la Herrán.
Visitas
En 1986, el jardín fue declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Jardín Histórico, reconociendo su valor paisajístico, botánico y cultural. Desde este momento la familia Sanz de Sautuola Botín abre las puertas de este espacio natural para que los visitantes puedan recorrerlo y disfrutar del legado de Marcelino.
El jardín puede visitarse gratuitamente, mediante visita concertada, desde el 1 de mayo hasta el 15 de septiembre el primer y tercer miércoles de cada mes. El resto del año está abierto a escolares y asociaciones de carácter cultural.

Conchi Castañeda
Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Redactora de cadena...




