El fiscal pide a la Audiencia que declare que Cortezón fue "asesinado de forma inhumana"
El fiscal de Derechos Humanos y Memoria Democrática de Cantabria, Carlos Yáñez ha presentado este miércoles un recurso de apelación

Sede del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria.

Santander
El fiscal de Derechos Humanos y Memoria Democrática de Cantabria, Carlos Yáñez, ha solicitado a la Audiencia Provincial que declare que Eusebio Cortezón, ejecutado en 1938, fue "asesinado de forma injusta e inhumana" y que su ejecución fue "demoledora" para su mujer y sus siete hijos.
El fiscal ha presentado este miércoles un recurso de apelación, al que ha tenido acceso EFE, contra el auto del juzgado que declaró que Cortezón, militante del POUM y elegido teniente de alcalde de Astillero en 1936, fue "condenado a muerte y ejecutado injustamente, sin prueba de cargo suficiente y sin que se acreditase la comisión de delito alguno".
El magistrado no declaró en su auto, como le pedía la Fiscalía, que la ejecución fue demoledora para la familia, con el argumento de que aunque "puede presumirse aplicando la lógica", no se ha practicado "prueba suficiente que lo confirme".
La Fiscalía de Memoria Democrática, que impugna la resolución del Juzgado de Primera Instancia número 5 en sus dos puntos, considera que el juez "altera de manera sustancial" la solicitud de su demanda, porque "sustituye sin motivación alguna" los hechos y la propia petición.
"No fue un error de la justicia"
Según el Ministerio Público, la expresión sin prueba de cargo suficiente y sin que se acreditase la comisión de delito alguno es "radicalmente distinta" a los hechos fijados por la Fiscalía y que resultan de la documental.
"Resulta patente la forma en la que se mató a Eugenio Cortezón, sin posibilidad alguna de defensa y como un acto de desprecio a su ideología y a su persona. El quebranto de derechos humanos supone por sí mismo la calificación de la muerte como asesinato, injusto e inhumano", sostiene.
A su entender, el juez "dulcifica las terribles circunstancias que rodearon el asesinato de Eusebio Cortezón y blanquea la actuación de la 'Justicia' que lo condenó".
"No se trató de un error de la justicia, sino que la justicia participó de su asesinato", subraya.
La reparación de la familia
El fiscal cuestiona también que el magistrado diga en su auto que se debe distinguir entre "el plano de las declaraciones políticas" y el plano judicial, en el que encuadra su resolución.
"No entendemos las razones de tal afirmación ni su utilidad para resolver una petición que lo único que pretende es la reparación de la familia de Eusebio Cortezón", apunta, y añade que esa reparación es la que niega el juez "al parecer por entender que estamos, de algún modo que no expresa, en un procedemiento 'con tinte político'".
Señala asimismo que "los derechos humanos no son patrimonio de los partidos políticos, sino que pertenecen a los ciudadanos como una garantía esencial frente al propio Estado. La tutela de dichos derechos, al margen de las ideologías, corresponde al Poder Judicial", apostilla.
Para el fiscal, resulta "difícilmente entendible e ilógico" el razonamiento que sigue el juez para negarse a declarar que la ejecución de Cortezón fue demoledora para su familia, cuando sí declara que fue arbitraria y por motivos políticos y en la prueba documental y testifical consta que era el único soporte para sus familiares.
Represión tras el fin de la guerra en Santander
Además argumenta que, según la Ley de Enjuiciamiento Civil, no es necesario probar los hechos que "gocen de notoriedad absoluta y general".
Recuerda, en ese contexto, que las fuerzas sublevadas del General Dávila tomaron el mando de la ciudad el 26 de agosto de 1937, fecha en la que, añade, terminó la guerra en Santander y se inicio "un proceso de represión brutal", del que Cortezón y su familia son "un ejemplo patente".
A eso añade que el juez ha omitido el análisis de la documental que consta en autos, incluso la que consigna en su resolución, y cita concretamente un documento escrito, a modo de testamento vital, por la hija del represaliado, Luisa Cortezón, en el que narra "como la familia cayó en la más absoluta pobreza, fue perseguida por los militares golpistas y por sus afectos ideológicos", explica.




