Macho Fins, la empresa cántabra que surfea con Dior y Louis Vuitton
Desde un garaje familiar en Fontibre hasta colaborar con gigantes de la moda internacional, Macho Fins ha convertido la artesanía de las quillas de surf en un símbolo de innovación, diseño y emprendimiento rural.

Macho Fins: la empresa cántabra que surfea con Dior y Louis Vuitton
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Cantabria
En el corazón de Cantabria, entre montañas y lejos de las olas del mar, nació en 2015 una empresa que hoy fabrica quillas de surf para marcas tan prestigiosas como Dior y Louis Vuitton. Se llama Macho Fins, y su historia es tan singular como inspiradora.
Todo comenzó en el garaje de los padres de Gonzalo Macho, fundador de la empresa, en el pequeño pueblo de Fontibre. Aunque la constitución oficial llegó en 2015, el proyecto llevaba gestándose desde hacía cinco o seis años como una iniciativa familiar. “Queríamos hacer algo juntos, no sabíamos qué, pero sabíamos que queríamos emprender”, cuenta Gonzalo. El detonante fue un amigo surfista que necesitaba quillas para una marca local. Así, casi por accidente, nació Macho Fins.
El lugar no era el más adecuado: un garaje pequeño, improvisado como taller. Pero era gratuito y cercano, lo que permitió arrancar sin grandes inversiones. Con el tiempo, el producto artesanal fue ganando prestigio entre surfistas y pequeñas marcas. La gran explosión llegó en 2020, durante la pandemia. “La demanda se multiplicó por cuatro o cinco. La gente no podía surfear, pero tenía dinero y quería gastarlo en algo”, recuerda Gonzalo. Los plazos de entrega llegaron a ser de hasta cuatro meses.
Ante ese crecimiento inesperado, la familia tuvo que tomar una decisión: cerrar o escalar. Optaron por lo segundo. En 2021 compraron una nave en Matamorosa, donde construyeron un taller desde cero, aprendiendo de los errores cometidos en Fontibre. Desde 2022, Macho Fins opera en este nuevo espacio, que incluye zona de producción, oficinas, cocina y un área de ocio. Además, está abierto a visitas, previa cita.
Lo que distingue a Macho Fins es su enfoque artesanal y local. En un mercado dominado por la producción industrial en China —donde se fabrica el 99,5% de las quillas del mundo—, esta empresa cántabra es una rara avis. “En Europa solo somos dos con cierto tamaño”, afirma Gonzalo. Ellos compran la materia prima (fibra de vidrio y resina) y fabrican todo en su taller, desde cero hasta el producto final.
La capacidad actual permite producir unas 1.700 quillas por persona al año, aunque la demanda es menor. Lo que sí ha crecido es el interés internacional. “Las marcas pequeñas en Europa y España buscan proveedores cercanos, más personalizados, y ahí entramos nosotros”, explica.
Pero el gran salto llegó con la colaboración indirecta con Louis Vuitton y Dior. ¿Cómo una empresa de moda de lujo termina vendiendo tablas de surf con quillas cántabras? La clave está en WDL, una fábrica francesa que fabrica tablas para estas marcas. WDL es cliente de Macho Fins, y cuando recibe encargos de Dior o Louis Vuitton, recurre a ellos para las quillas. “En esos proyectos, ellos hacen las tablas y nosotros las quillas”, resume Gonzalo.
El negocio del surf de lujo es tan rentable como sorprendente. Las tablas que Macho Fins ayuda a completar pueden venderse por 13.000 euros, aunque su coste real ronda los 600. “Seguramente ni se usen para surfear, acabarán en la pared de un bar o de un apartamento”, comenta entre risas.
Además de estas colaboraciones con marcas de moda, Macho Fins también trabaja con artistas y revistas. Una de las más curiosas fue con Plato Magazine, que les pidió una quilla con la impresión de un mantel clásico de cantina, rojo y blanco. “No estaba seguro del resultado, pero quedó superbonito”, dice Gonzalo. La imagen puede verse en el Instagram de la revista.
El nombre de la empresa también tiene una historia familiar. “Macho Fins significa literalmente ‘Quillas Macho’. Macho es nuestro apellido, y todos en la familia hemos estado involucrados desde el principio”, explica. Su mujer, sus padres, hermanos, cuñados y cuñadas han contribuido al crecimiento del proyecto.
Ese esfuerzo ha sido reconocido recientemente con un premio de emprendimiento rural otorgado por La Caixa, que además de una dotación económica, les ha dado una gran visibilidad. “Nos ha parado mucha gente y hemos salido en muchos medios”, celebra Gonzalo.
¿Y qué viene ahora? Macho Fins sigue trabajando en nuevas colecciones para Dior y Louis Vuitton, que se lanzan cada principio de año. Aunque Gonzalo no puede adelantar detalles, confirma que están en plena fase de muestras. También planean nuevas colaboraciones con artistas y continúan apoyándose en sus riders, surfistas embajadores que usan sus quillas y les representan por el mundo.
Desde un garaje en Fontibre hasta las vitrinas de las marcas más exclusivas del planeta, Macho Fins ha demostrado que la pasión, la artesanía y el emprendimiento rural pueden conquistar cualquier ola, incluso las del lujo internacional.




