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Los secretos de Bolaños, al descubierto: ¿Cuál es el origen de su nombre? ¿Quién era Doña Berenguela?

Esta localidad del Campo de Calatrava esconde verdaderos tesoros y anécdotas muy curiosas

Ciudad Real

La primera localidad que se nos viene a la cabeza cuando hablamos de turismo en la provincia de Ciudad Real es Almagro. Muy cerca del municipio encajero, separados por apenas unos kilómetros, se encuentra Bolaños de Calatrava. En cuanto al origen de su apellido, no hay dudas: procede de la famosa Orden de Calatrava. Ahora bien, ¿qué hay de su nombre? Para conocer su origen nos tenemos que remontar al siglo XII y XIII y a un personaje clave para entender todo esto: Alfonso VIII de Castilla.

Vencedor en la batalla de las Navas de Tolosa -y derrotado por los almohades en la batalla de Alarcos, este rey le regaló a su hija (Doña Berenguela) el castillo que hay en la localidad. Esta mujer mandó a un caballero de su hueste señorial para repoblar la villa y le nombró alcaide. Este caballero venía de Galicia, de un linaje gallego que eran los Bolaños y Ribadeneyra, y este hombre le dio el nombre a Bolaños con su propio apellido. También les dio el escudo.

En sus inicios, el castillo de Doña Berenguela comenzó como una fortaleza árabe y, con el paso de los años, se ha convertido en una interesante mezcla con reminiscencias de diferentes épocas. En el patio de armas hay restos de unos baños árabes, un pósito (almacén de grano), una alberca, un aljibe, piletas y hasta proyectiles. Tiene un foso muy bien conservado, de tres metros de profundidad por tres metros de ancho. Los restos, además, están interpretados con sus cartelas correspondientes. La torre del homenaje que tiene es digna de visitar también, con 86 escalones.

'Curioseando', con Raquel Méndez: Bolaños de Calatrava, su ermita y su castillo

La ermita del Cristo de la Columna, una joya (desconocida)

Muy cerca del castillo existe una ermita, la del Cristo de la Columna, que posee unas valiosas pinturas medievales descubiertas no hace mucho. Un retablo también del siglo XVII. Pero lo que más impacta, sin duda, son las 13 esculturas de los apóstoles y Cristo en la Santa Cena que están todas repartidas por el altar. Un altar que no es muy grande y las figuras que son a tamaño natural, dejando una imagen sorprendente.

Antiguamente, no obstante, a este lugar se le conocía como la ermita de San Cosme y San Damián, que son los médicos de cristo. De hecho, a ambos lados del cristo hay una imagen de cada uno de ellos. Al fondo de la iglesia nos topamos con otro detalle: un cristal a través del cual podemos ver los cuatro diferentes suelos que ha tenido el edificio, cada cual más antiguo.