Historia | Ocio y cultura

Leonor Serrano Pablo, una ciudadrealeña excepcional

En 'Postales Manchegas' hablamos de esta pionera mujer de Hinojosas de Calatrava que desempeñó su carrera como pedagoga, jurista, abogada y escritora feminista

'Postales Manchegas', con Mireia Morollón: Leonor Serrano, pionera en el mundo de la educación

'Postales Manchegas', con Mireia Morollón: Leonor Serrano, pionera en el mundo de la educación

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Ciudad Real

Leonor Serrano de Pablo, nació en Hinojosas de Calatrava (Ciudad Real) el 22 de febrero de 1890 y murió en Madrid el 24 de abril de 1942. Sus padres, gentes sencillas del lugar, eran Luis Serrano (jornalero) y Maximina de Pablo, padres de siete hijos (cuatro niñas y tres niños), de los que sólo sobrevivieron cuatro.

“Hija del pueblo español, desvalida y ardiente”, según ella misma escribió en la dedicatoria de su libro La educación de la mujer de mañana, su vida estuvo marcada por la pobreza. Casada con un famoso pedagogo, J. Xandri Pich, publicó con él muchas de sus obras. Según consta en su expediente de jubilación la madre de Leonor solicitó, en 1943, el cobro de la pensión de su hija “al no dejar ésta hijos vivo”, afirmando “no poseer bienes propios ni de su esposo ni de sus hijos”.

Los primeros años de la vida de Leonor transcurrieron en su pueblo natal, en la calle San Bernardo. Sus padres la presentaron a un certamen infantil celebrado en Pozoblanco (Córdoba), del que algún periódico local se hizo eco. A Leonor le dieron un premio en metálico y, sorprendido el tribunal de la inteligencia de la niña ciudadrealeña, decidió darla a conocer a la reina Regente, María Cristina. La “Augusta Dama” se interesó por la pequeña y se hizo cargo de su educación durante once años en el Colegio “Sagrado Corazón” de Madrid. Don Arturo Albareda y Don Juan Martos certificarían, años más tarde, este hecho con estas palabras: “sufragan los gastos de la niña, por caridad de su Majestad, la Reina” Aquel 1896, con seis años de edad, sería imborrable para Leonor como ganadora del certamen infantil cordobés y receptora de un privilegio tan insólito. Terminada la escuela primaria, continuó sus estudios de maestra elemental en Toledo. En 1905 obtuvo el título de maestra y, dos años después, el de maestra superior en la Escuela Normal de Guadalajara. Sus expedientes académicos estaban llenos de sobresalientes y matrículas de honor. Siguió sus estudios ingresando en la Sección de Ciencias de la recién creada Escuela Superior del Magisterio donde obtuvo una beca, presentando los preceptivos certificados de “Pobreza” y “Buena conducta” de su familia. En 1912, obtuvo el título de profesora de la “Escuela Superior del Magisterio” en la Sección de Ciencias con el número 3 de su promoción. Poco después solicitó una plaza de Inspección de Primera Enseñanza.

En 1913, por Real Decreto, se había creado en España el cuerpo de Inspección de Enseñanza Primaria para mujeres -hasta esa fecha sólo podían ejercerla los varones- y ese mismo año, por concurso-oposición. Leonor obtuvo la plaza de “Inspectora Auxiliar de Primera Enseñanza” y “Ayudante de Educación Física” en la Escuela Normal de Maestra en Barcelona. Dos años después, 1915, pasó a ser “Inspectora Titular de Primera Enseñanza” con pleno derecho en la misma ciudad de Barcelona, donde trabajó con su marido y compañero de estudios, José María Xandri Pich.

Pronto debió darse cuenta el Ayuntamiento barcelonés de su valía pues, apenas hacerse cargo de la inspección, el municipio le concedió un “Voto de gracias” y la nombró directora de un grupo de maestras para asistir al “Curso Internacional Montessori” de Roma. Así empezó la señora Serrano a especializarse en la pedagogía montessoriana para la enseñanza de los párvulos, el mejor método de Europa y fundamento de los que han surgido después.

El viaje a Roma le había proporcionado -incluido el conocimiento personal de la propia doctora Montessori- tal preparación en la enseñanza de este método para niños en edad preescolar, que sus artículos y libros -varias veces editados- fueron las guías usadas en las escuelas de párvulos tanto catalanas como del resto del Estado español y en las famosas Escolas d`Estiu de Barcelona. Así pues, durante casi un siglo, la principal referencia de la Pedagogía Montessori en nuestro país ha sido la señora Serrano.

En 1926 sufrió traslado forzoso a Huesca. Eran los años del General Primo de Rivera. La modernización pedagógica y las actividades de la JAE sufrieron un importante repliegue. A Leonor Serrano, por Real Orden de 12 de mayo de 1926, se le abrió un expediente y tuvo que dejar su plaza de Barcelona. Parece que jamás militó en partido político alguno pero se lanzaron contra ella secretas acusaciones políticas para desterrarla, según consta en una nota -sin firma- en la que también se dice que posee varios “votos de gracias” de los Ayuntamientos de Barcelona y Bilbao y de la Delegación Regia de la Escuela Superior del Magisterio. En Huesca estuvo dos años, hasta que pudo pedir en concurso ordinario una nueva plaza de Inspección en Zaragoza. En su destierro estuvo entregada a su trabajo y pudo publicar una obra sobre las profesiones femeninas y cómo fomentarlas en las escuelas, tema que preocupaba a nuestra inspectora desde hacía tiempo.

Leonor conoció los principales autores y centros de innovación pedagógica del momento a la vez que, fiel a su interés por los más desfavorecidos, empezó a colaborar con las oficinas de inmigración y emigración en París y Bruselas y con la Organización Internacional de Trabajo (OTI) en Ginebra. Sus intereses fueron siempre los mismos: el método Montessori para la educación de párvulos y la educación de la mujer, dentro de la educación de adultos, a través de escuelas complementarias, agrícolas, domésticas y profesionales, educación doméstica de las jóvenes y talleres para aprendizaje de oficios femeninos; formación de empleadas para el comercio y la administración, institutos técnicos femeninos. Todo ello encuadrado en la enseñanza popular, la orientación profesional y las escuelas de artes aplicadas e industriales para las clases obreras.

De sus publicaciones (muchas de ellas con varias reediciones) cabe destacar, por lo que supuso de avance en la educación femenina, La mujer de mañana, donde defiende un feminismo avanzado, aunque todavía restringido, basado en las doctrinas biológicas del momento: siendo diferente la naturaleza de los sexos, los trabajos debían adecuarse a ella. El feminismo defendido por la señora Serrano fue, en consecuencia, el llamado de la complementariedad, más liberador -sin duda- que el que mantenían muchos contemporáneos suyos (la mujer es inferior al hombre) pero reducido a ejercer su específica misión: la de ser madre y, por tanto, dedicada a las profesiones propias de su sexo. De hecho, las bases doctrinales de sus escritos están tomadas principalmente del doctor Marañón al que cita constantemente aunque su amplia cultura, le permite citar a los mejores autores del momento: Darwin, Freud, Spencer, H. Key, Bergson, Stendhal y los españoles Cajal, Marañón, Luis de Zulueta, etc.

Desde abril de 1930, año en que volvió a Barcelona hasta la muerte de su marido, en 1939, permaneció en la Ciudad Condal, donde obtuvo en 1930 la licenciatura en Derecho. Su vida profesional fue especialmente fecunda durante los años 1930-1935, a juzgar por las obras que publicó. Como abogada participó en el I Congreso Jurídico Catalán, celebrado en 1936.

Durante la Guerra Civil estuvo dedicada a atender al alumnado de las escuelas bombardeadas que presentaban problemas. Su hijo y su marido murieron en los bombardeos y ella se refugió en Francia, pero regresó el 4 de abril de 1939 y se instaló con su madre octogenaria en Madrid. Fue suspendida de empleo y sueldo y subsistió dando clases en el Instituto Editorial Reus. El Tribunal Militar de Responsabilidades Políticas le abrió expediente pero falleció antes de que terminara el proceso. Murió en Madrid, jubilada anticipadamente por “cuestiones oficiales”, en 1942.

Sus méritos en Historia de la Pedagogía, llevaron al Ayuntamiento de Barcelona (a través del “L`Institut d`Educació”), a crear el “Premio Leonor Serrano i Pablo d`Història de l`Educació”. Su obra escrita se esparce por numerosos artículos en la Revista de Pedagogía y en La Escuela Moderna.

Obras:

- La Pedagogía Montessori. Estudio informativo y crítico, Madrid, Sucesores de Herrnando, 1915.

- María Montessori. Exposición y crítica de sus métodos de educación y enseñanza. Madrid 1915.

- Monografía pedagógica” (ésta en colaboración con el Sr. Solana Ramírez). Barcelona 1915.

- Manual práctico del método Montessori. Madrid s/a.

- ¿Qué harán nuestras mujeres después de la guerra? Madrid, Tip. Gaisse, 1917. Primer premio del concurso femenino organizado por el “Centro Ibero-Americano de Cultura Popular Femenina”.

- La mujer de mañana, Madrid 1923,

- La enseñanza complementaria, Huesca. Talleres Gráficos V. Campo, 1926.

- La educación y las profesiones femeninas. Madrid 1926.

- El Método Montessori, Madrid, Revista de Pedagogía, 1928. Reeditado en 1932.

- La práctica de la Pedagogía social. Madrid s/a.

- La Pedagogía Montessoriana: estudio informático y crítico. Madrid. 1928

- Legislación del trabajo. Madrid s/a.

- Diana o la educación de una niña libre, Barcelona, Imp. Elzeviriana, 1933. Reediciones en 1934 y 1935.

- Diana o l`educació d´una nena libre. Barcelona, Imp. Elzeviriana, 1933. Reediciones en 1934 y 1936.

- La nueva enseñanza complementaria, Madrid, 1933.

- La educación de la mujer de mañana, Madrid, Ministerio de Educación – Biblioteca Nueva, 2007 (Edición y estudio introductorio de Mª del Carmen Agulló Díaz).

- Tiempos nuevos. Barcelona, Arxiu Històric, Fundació Rafael Campalans, 2009 (Selección de textos y documentación, Isidre Molas y Laura Durendes).

Esta fue la biografía que la profesora Teresa Marín Eced escribió para el libro 'La Junta de la Ampliación de Estudios' sobre Leonor Serrano, tal y como recordaban en 'Postales Manchegas' Esther Almarcha e Isidro Sánchez, directora y colaborador honorífico del Centro de Estudios de Castilla-La Mancha que esta semana han destacado en el espacio de 'Hoy por Hoy Ciudad Real' a quien fue todo un referente.

 
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