Gregorio Prieto, un visionario que creyó en el poder de atracción de los Molinos de Viento

Ciudad Real

Al final del siglo XIX, en 1897 nació en Valdepeñas Gregorio Prieto Muñoz. Su padre tenía un bazar en la localidad y pese al deseo que tenía de que su hijo fuera Ingeniero de Caminos, finalmente la familia tuvo que reconocer que les venció su vocación de encaminarse hacia la pintura. "Casi a escondidas de su familia se matriculó, en 1914, en la Escuela de Artes y Oficios para preparar su ingreso en la Real Escuela de San Fernando". Así lo escribió otro ilustre ciudadrealeños José Corredor Matheos para la Real Academia de la Historia.

En 'Postales Manchegas', el espacio de Hoy por Hoy Ciudad Real Esther Almarcha e Isidro Sánchez, directora y colaborador honorífico del Centro de Estudios de Castilla-La Mancha han recordado la figura de Prieto destacando especialmente el trabajo realizado desde la Fundación Gregorio Prieto en estos últimos años por poner en valor "a quien muchas veces se ha valorado de una forma muy ligera", según destacaba Almarcha.

"En 1917 obtuvo una beca de cinco meses para la residencia de Paisajistas del Paular (Segovia), que dirigía Muñoz Degrain, beca que conseguirá de nuevo al año siguiente. En 1919 expone individualmente, por primera vez, en el Ateneo de Gregorio Prieto Muñoz. Tras la buena acogida de sus obras con motivo de una exposición colectiva de los artistas pensionados para El Paular, realizada el mismo año, es invitado a exponer en Bilbao y Barcelona. La Diputación de Ciudad Real le concede una pensión de tres años para que prosiga sus estudios y es seleccionado para una exposición de pintores españoles en la Royal Academy de Londres y para otra en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. En 1922 obtiene una tercera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1922, y en 1924 expone individualmente en el Museo de Arte Moderno y el Palacio de Bibliotecas y Museos de Madrid. Su paisajismo viene marcado por el impresionismo. La pincelada tiende a fragmentarse y sabe dar intensidad y modulación al juego de la luz. Pronto, sin embargo, acentuará la construcción, por influencia de Vázquez Díaz, y derivará a una evidente influencia cubista. Para entonces ha conocido y trabado amistad con varios poetas de su generación, sobre todo Rafael Alberti, con el que le unirá gran amistad, Vicente Aleixandre y Federico García Lorca", como escribió Corredor Matheos.

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"Gregorio Prieto recorrió varios países europeos. Al comienzo de la Guerra Civil estaba en Londres, donde se quedó hasta pasada la Guerra en España y también durante la II Guerra Mundial. Volvió a España en el 47 con esas pinturas que sorprenden de Gran Bretaña y que se pueden admirar en el Museo Gregorio Prieto de Valdepeñas", añadía el historiador Isidro Sánchez, que mostraba en 'Postales Manchegas' su fascinación por el Museo que está ubicado en la casa manchega que el propio Prieto compró en la localidad y donde en 1990 se puso en marcha el Museo que S.M el Rey inauguró en febrero de aquel año.

Prieto murió dos años después, en 1992 con 95 años, dejando una vida intensa repleta de reconocimientos.

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Fue "un personaje con una vida muy dilatada, que evolucionó en su plástica y tuvo la capacidad de asumir toda la modernidad de sus viajes a Francia, Italia o Inglaterra. Fue visionario al crear una fundación y un museo que albergara su obra", como asegura Esther Almarcha que recomendaba la visita al Museo donde se descubre "a un Gregorio luminoso, provocador en algunos casos, modernísimo, espectacular". Un artista que fue importantísimo para uno de los emblemas de La Mancha, los Molinos de Viento, según Almarcha "porque en los años 50 hizo campañas en la prensa nacional y logró que se implicaran los políticos. Se reconstruyeron los de Campo de Criptana, Puerto Lápice y otros muchos más que si siguen ahí es, en gran parte, por todo lo que hizo Gregorio Prieto", añadía la directora del Centro de Estudios de Castilla-La Mancha.