La Ventana de Castilla-La Mancha
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Un castellanomanchego que estuvo recogiendo chapapote hace 20 años: "Todo estaba negro, miraras donde miraras"

Miguel Herráez, natural de Albalate de las Nogueras (Cuenca), recuerda en 'La Ventana de Castilla-La Mancha' cómo, de joven, fue a Galicia a recoger el fuel del petrolero que se hundió frente a las costas gallegas hace ahora dos décadas

Un castellanomanchego que estuvo recogiendo chapapote del Prestige: "miraras por donde miraras, todo se veía negro"

Toledo

El 13 de noviembre de 2002 un petrolero de nombre Prestige daba un aviso de que tenía una vía de agua y amenazaba con hundirse. La amenaza se cumplió 6 días después, dando inicio a una de las peores catástrofes naturales que se recuerdan en España. Fueron miles los voluntarios que acudieron a las costas gallegas para poder ayudar en la recogida de fuel, o chapapote. Entre ellos se encontraba un conquense, Miguel Herráez, de Albalate de las Nogueras (Cuenca), quien este lunes ha querido compartir su testimonio en 'La Ventana de Castilla-La Mancha'.

Recuerda que cuando sucedieron los hechos, él estudiaba la carrera de Ciencias Ambientales en la Universidad Politécnica de Valencia. Fue precisamente a partir del hundimiento del Prestige cuando tomaron conciencia de lo que estaba pasando y nos días más tarde decidieron viajar a Galicia. El trayecto era largo -entre Valencia y la Costa da Morte hay más de 1.000 kilómetros-, pero estaban felices. No felices por lo íbamos a ver obviamente, matiza Miguel; sino porque creíamos que íbamos a hacer algo importante, que era ayudar en mitigar los efectos de una gran catástrofe.

Este conquense, que ahora reside en Cantabria, recuerda haber recogido chapapote en las localidades de Muros y de Carnota "al sur de Finisterre", una de las zonas más afectadas por la marea negra. Y recuerda también la impotencia de recoger todo el chapapote que había en una playa o en un acantilado, volver al día siguiente y tener la sensación de no haber hecho nada, porque todo volvía a esta de color negro. También afirma que "los días eran muy distintos", porque un día recogías "bolitas de fuel" y al día siguiente había otro tipo de fuel, que requería otra técnica distinta.

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Preguntado por la actitud del pueblo gallego, "veías las caras de gente que se ha quedado sin nada", en referencia a los lugareños que se veían como su sustento diario, el mar, se teñía de negro para dejarles sin marisco y sin poder faenar durante meses. La última pregunta de la entrevista, la más difícil, sobre si la ola de solidaridad que se vivió hace dos décadas se volvería a repetir, Miguel se muestra sincero "por una parte creo que no, porque veo que la gente es más pasota, pero por otro lado veo como se ha respondido ante catástrofes parecidas, creo que sí se puede repetir lo mismo". Como ejemplos, los atentados del 11-M o durante la última pandemia.

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