La cosecha de la DO Azafrán de la Mancha sube en 2022 pero baja el rendimiento

Toledo

La cosecha de la Denominación de Origen Protegida 'Azafran de la Mancha' ha aumentado en este año 2022. Se ha pasado de 346 kilos en 2021 a los 462 de este año que está a punto de acabar. Sin embargo en la DO estan apesadumbrados ya que el redimiento de este cultivo ha bajado. Entienden que ha subido la cosecha porque ha habido un 18% más de extensión cultivada pero el redimiento es algo que viene bajando incluso desde el años 2013. Además, hoy en día, la producción de Azafran en la región no puede satisfacer la demanda. Según Pedro Pérez, gerente de la denominación "es una pena que con un producto como este, con un valor en el mercado totalmente valorado, no podamos cubrir una mínima parte de la demanda que es cada vez más creciente".

Los responsables de la DO manchega han expuesto su balance fin de año este miércoles con una rueda de prensa en Toledo. Se trata de un sector muy pequeño en la región (poco más de 100 hectáreas de cultivo dentro de la denominación), con poca mecanización, mano de obra envejecida y poco cualificada, pocos productores, pocos de ellos jóvenes y en general unas necesidades que consideran en la DO, con sede en Camuñas (Toledo), que las administraciones deben tratar de una manera específica.

Piden, concretamente, un plan de trabajo y grupos operativos además de las correspondientes subvenciones, fondos FEDER y demás, que conviertan este cultivo en algo mas profesional, más parecido a una industria... y no a una tradición familiar: "O crecemos, o nos extinguimos, o nos quedamos en una cosa residual que será muy bonita en campaña para llevar a los medios y a los políticos al campo y nos vean mondar" decía este miércoles Carlos Fernandez, presidente de la Denominación: "Y no aprovechamos la opción que tenemos, el producto agroalimentario español con un mayor prestigio internacional".

Actualmente se cultiva azafrán, entre otros sítios, en Madridejos, Villafranca y La Mancha Toledana, en zonas de Albacete como Lezuza, Balazote y Munera, en Cuenca en Motilla del Palancar y en la provincia de Ciudad Real en La Solana y Membrilla principalmente. Según sostienen tanto Pérez como Fernández una apuesta decidida por el sector le haría remontar en unos años tan solo: "Tenemos unos problemas fitosanitarios que nos lastran y un problema de mano de obra, no somos capaces de tener una industria suficiente para poder poner el mejor azafran del mundo en el mercado; si se dan estas mejoras podemos estar hablando de una superficie cultivada importante, con Castilla-La Mancha como motor, y poder ser de nuevo los grandes productores del mundo en 8 o 10 años".