Angelita Rodríguez: su compromiso con la igualdad y la libertad le pudo costar la vida
En 'Postales Manchegas' recordamos a esta almagreña que rompió los convencionalismos de su tiempo
'Postales Manchegas', con Mireia Morollón: Angelita Rodríguez, figura destacada en la lucha por la igualdad
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Ciudad Real
Nacida en Almagro, de padre gallego republicano y madre de Moral de Calatrava, muy religiosa, ya que tenía dos hermanos sacerdotes franciscanos, Angelita Rodríguez Preciado llegó a romper los convencionalismos de su tiempo y dedicó su vida a defender los valores como la igualdad y la libertad. Algo por lo que tuvo que pagar un alto precio.
A Almagro su padre llegó con un carrito de afilar, aunque al nacer Angelita ya tenía un negocio propio en la calle Gran Maestre de Almagro. Esto les permitió posicionarse en una clase media y que ella pudiera estudiar. A los 9 años la familia va a vivir a Ciudad Real, capital que es donde cursó el Bachillerato.
Angelita era de una época en la que el destino de la mujer era ser madre y esposa, pero alejada de esto ella decidió comenzar a colaborar con los estudiantes católicos y después en la FUE, la Federación Universitaria de Estudiantes. En 1931, cuando tenía 15 años, se proclamó la II República. En el 34 conoció a Milagros Atienza, la primera mujer afiliada a la UGT y al PSOE en Ciudad Real y de su mano se afilió tanto a este sindicato como al Partido Socialista en el año 35.
Al estallar la Guerra Civil, su ilusión por hacer la carrera de Derecho quedó aparcada y la actividad política acaparó todo su tiempo y energía. "Llegó a salvar la vida de varias personas conservadoras, pero esto no le sirvió para evitar su condena a muerte hasta en dos ocasiones", según cuenta en Postales Manchegas el historiador Isidro Sánchez.
Cuando la guerra estaba ya perdida, su padre le dice que salga de Ciudad Real y llega a Alicante desde donde zarpaba el Stambrook, el barco con la última evacuación de refugiados republicanos, pero lo perdió. Lo único bueno fue que se encontró con su gran amor, Pedro Fernández Sánchez Carrasco, a quien conoció en plena guerra y quien renunció a subir al barco por esperarla. Solo pudieron pasar dos días juntos, "los últimos de su noviazgo", según cuenta en el libro 'La dama roja', María Dolores Marcos que relata las memorias de Angelita, ya que fue cogida presa. Estuvo en la cárcel desde 1939 a 1953 y llegó a ser condena a muerte.
Cuenta María Dolores Marcos, que "durante esos meses su madre intenta conseguirle un INDULTO por dos vías, sus hermanos sacerdotes, y sobre todo un primo carnal de la madre, Tredesvindo Preciado hombre de negocios que vivía en Sevilla y había colaborado en el golpe de Estado de 1936. En septiembre de 1939 visita Moral de Calatrava y al enterarse de la tragedia de sus primos se pone inmediatamente a actuar. Sus amistades le permitieron llegar al palacio de El Pardo y obtener el indulto a través de doña Carmen Polo de Franco.
En abril de 1940 comunicaron a Angelita que le había sido conmutada la pena de muerte por la de 30 años de prisión, pero quienes la habían denunciado, al saberlo, ponen una nueva denuncia y le incoan un nuevo proceso por los mismos hechos: pertenecer al Comité de Defensa y haber participado en ejecuciones. Al entrar a declarar oye decir al juez”: del primer expediente se ha librado por influencias, pero de este no se libra, la voy a quitar de en medio en cuarenta y ocho horas”. Angelita logra comunicarse con su madre, le pide que vaya a ver a Aranda del Forcallo, primer presidente de la Diputación con la Dictadura, para llevarle el siguiente mensaje”: Te doy de tregua hasta que entre en capilla; si no declaras, como tu sabes, que yo no pertenecía al Comité de Defensa, dejaré firmada tu condena”. El escuchó y entendió: Durante la guerra delató a los jefes del Movimiento y facilitó el fichero completo de Falange ante el Comité de Defensa, y pudo comprobar que ella no pertenecía al Comité.
Las actuaciones conjuntas de Aranda del Forcallo, que salió hacia Burgos el mismo día en que recibió el mensaje, y de nuevo de su primo Tredesvindo, consiguieron parar la ejecución de Angelita, cuando ya se había recibido en la prisión el testimonio de condena, y unos falangistas la reclamaban al Director para fusilarla. Afortunadamente no la entregó, no habían aportado la orden escrita de ejecución".
Tras salir de la cárcel trabajó en la Clínica del Doctor López Ibor y después llegó a cuidar en Santander a una persona que salió de Cuba en el año 59, teniendo que ir a Madrid cada mes para presentarse ante el juez. Al morir esta persona se estableció en Alicante donde compró un piso donde vivía con su madre, llegándose a convertir allí en un referente, hasta el punto de que el Ayuntamiento llega a ponerle su nombre a una de las calles de la ciudad
En el año 75 viajó a México y participó en el primer año Internacional de la Mujer junto a otras mujeres como Hortensia Bussi, viuda de Salvador Allende
Angelita murió en el año 1998.
Un perfil vinculado a la Guerra Civil que muestra las luces y sombras de una etapa en la historia de España del "sálvense quien pueda y que arrastró a muchas mujeres", según añadía en Postales Manchegas, Esther Almarcha, directora del Centro de Estudios de Castilla-La Mancha.
