Ley de vivienda, sí, pero no cualquier ley
La firma de opinión de la catedrática de Trabajo Social de la Universidad de Castilla-La Mancha, María José Aguilar

Maria Jose Aguilar

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Ley de vivienda, sí, pero no cualquier ley
Albacete
El viernes se anunció el acuerdo parlamentario para llevar al Congreso lo que sería la primera ley de vivienda en la historia de España.
Lo que se ha anunciado es una ley que regulará ciertos aspectos del mercado inmobiliario. Queda por ver si durante el trámite parlamentario se mejoran y amplían regulaciones como, por ejemplo, las del alquiler en zonas tensionadas que se propone que queden exclusivamente al albur de las Comunidades Autónomas.
No es una ley, por tanto, que vaya a proteger y garantizar el derecho a la vivienda, no nos engañemos. Si regular el precio de los alquileres es decisión de cada gobierno autonómico, y sólo en ciertas zonas, entonces no podemos hablar de protección ni garantía del derecho a la vivienda.
Aunque el anuncio abra una ventana de esperanza, convendría no crear expectativas que luego no se van a cumplir.
Porque podríamos estar ante una situación parecida a la que vivimos en 2020, cuando se anunció a bombo y platillo la creación del Ingreso Mínimo Vital. Una prestación de poco más de 400 euros para los hogares más extremadamente pobres, que -se dijo- llegaría en ese primer año de implantación a 800 mil familias. Y, sin embargo, la propia Seguridad Social informó hace pocos días que en 2022 sólo fue capaz de resolver la mitad de las solicitudes. El IMV es la prestación por la que el Defensor del Pueblo recibe más denuncias. Y es que, a día de hoy, tres años después de su creación, no llegan a 600mil los hogares que reciben ese ingreso.
El laberinto burocrático que caracteriza la gestión de IMV lleva tres años condenando a las personas más empobrecidas y vulnerables a una 'burorrepresión' sin precedentes, que convierte en “papel mojado” el famoso anuncio de la prestación en 2020.
Esperemos que no ocurra igual con la anunciada ley de vivienda. No vaya a ser que pase como con los anuncios y las fotos de las inmobiliarias: que nos ofertan viviendas luminosas e ideales, pero cuando vas a ver el piso, buena parte de las veces es un cuchitril.
Hace falta una ley de vivienda que arregle el desastre inmobiliario que padecemos, pero no cualquier ley.




