El secreto de los dos maravedís de oro encontrados en Alarcos (Ciudad Real)

En Curioseando, hablamos de este magnífico yacimiento que tenemos muy cerquita de la capital que en realidad, a los que conocemos un poco su historia, nos gusta decir que, de haberse empeñado más Alfonso X, hoy Ciudad Real no estaría aquí, sino allí en aquel cerro y sería una ciudad que habría crecido seguramente extendiéndose desde el cerro con empinadas calles hacia ese campo de batalla. ¿Te imaginas una ciudad en Alarcos? Pues así iba a ser.

Ya fue un gran oppidum íbero, una ciudad íbera en toda regla, la cual sigue hablándonos, contándonos cosas, dejándonos datos y piezas. De hecho, el yacimiento de Alarcos abarca 33 hectáreas, de las cuales se han excavado poco más de 3 hectáreas y a pesar de que se sigue trabajando, que eso es fantástico decirlo, lo que quiere decir esto es que probablemente ni los hijos de los hijos de nuestros hijos conocerán todo lo que se esconde bajo tierra. De cualquier manera, hay que reconocer el trabajo que se sigue haciendo.

Pero si viajamos ahora a la época medieval, dando un salto de lo íbero a lo medieval, cuando el 19 de julio de 1195 se convierte Alarcos en el escenario de una de las batallas más importantes de la península, lo que estaba haciendo allí Alfonso VIII era construir una ciudad amurallada con su castillo, sin embargo, tras la derrota del bando cristiano, Alarcos se lo quedan los almohades durante 17 años, no se termina de construir, ese castillo se queda a medio hacer y no se desarrolla la villa cristiana sino que se asientan dentro de los muros los almohades y construyen un barrio árabe, habitan allí los musulmanes desde 1195 que ganan la batalla hasta 1212 que es cuando Alfonso VIII se desquita que dicen y ya les vence en la Batalla de las Navas de Tolosa. Tras esa victoria va recuperando estas plazas, los cristianos van recuperando estos castillos de la zona, de hecho, recuperaron este de Alarcos en ese año 1212. Tras situarnos en la historia quiero hablar de cómo en las excavaciones apareció algo realmente curioso con lo que podríamos perfectamente sacar material para preparar un guion de una serie de Netflix, aparece un cuerpo con varios objetos asociados que ha arrojado múltiples interrogantes.

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Iniciamos ahora sí, una de las historias más fascinantes de Alarcos, en el sector 1 de Alarcos, concretamente cerca de la torre pentagonal del castillo, esa torre que ya mira hacia la mezquita, allí cerca está la zarpa, la zarpa defensivamente hablando es un espacio que sobresale del muro, una parte que excede de la cimentación, bueno pues en ese lugar aparece un cuerpo que como dije antes empieza a generar interrogantes. En primer lugar, es un esqueleto de varón con las piernas cortadas por debajo de rodillas, no aparecen esos trozos de piernas, probablemente fueron arrojadas hacia otro lugar y se quedaron en otro estrato en el que el hueso se deterioró y no aparece, ¿qué más tenemos? Asociadas, que se dice, al cuerpo aparece una punta de flecha y también dos maravedís de oro. Los arqueólogos con todo esto han tenido que construir una hipótesis que es quizás para mí lo más bonito de la arqueología, esa imaginación que hay que echarle, las conexiones que hay que hacer, es como un trabajo forense o policial en este caso. Hay que decir que la punta de flecha y los maravedís aparecen asociados al cuerpo en la zona del torso.

Las incógnitas de las dos monedas

Bien, ahora empieza la hipótesis. ¿Quién es este señor? Podía ser un soldado zapador, los soldados zapadores que aun a día de hoy existen con tal definición, son soldados que se encargan de facilitar los asedios a sus compañeros, una especie de ingenieros prácticos expertos en improvisar estructuras, construir puentes, en definitiva ayudar a entrar en el castillo sería lo que es te hombre quería hacer, facilitar a sus compañeros el acceso, de hecho probablemente como los soldados zapadores suelen hacer, él iría en avanzadilla solo o con alguno más para ver cómo y por dónde debían acceder a ese castillo. Los maravedís que aparecen junto al cuerpo son claves por varias cosas, una de ellas es porque están acuñados en una ceca de Toledo en 1212, dos monedas de oro muy valiosas, que casi con toda probabilidad eran el pago de ese soldado, un soldado zapador además no debía cobrar mal, se exponía a varios riesgos y era un soldado especialista con experiencia ya. Si es una moneda de 1212 lo más probable es que ese soldado fuera un cristiano que acude previamente en ese año en el que están recuperando castillos los cristianos tras la victoria en Tolosa y dentro del castillo de Alarcos estaban los almohades, con lo cual es un cristiano que es atacado por almohades que desde dentro del castillo o por la zona le ven, le disparan una flecha, cuando le alcanza la flecha ya sabe cuál será su destino, le han visto, difícilmente va a salir de esa, ya que no podrá escapar toma una decisión rápida.

Probablemente dos o más almohades llegan hasta él, le cortan las piernas, ya que no aparecieron con el cuerpo, pero ¿por qué? Bueno ahí si tenemos motivos, el primero para que no pueda correr y escapar, el segundo para sacudir por si llevaba algo, dirás pero si no hace falta cortar unas piernas para sacudir y si le atan bien no tiene porqué escapar, entonces, la vida en aquella época valía muy poco y que es más rápido así, seguramente así le torturan para que confiese si lleva algo o por donde vienen sus compañeros, también se quedarían con su calzado que evidentemente sería mejor calzado que otros porque era un soldado zapador, y repito ya tendría un rango y una buena indumentaria.

Pero si llevaba dos maravedís de oro ¿por qué aparecen? ¿por qué los encuentran los arqueólogos en la parte del torso del cuerpo, ya bajo la caja torácica, más abajo?. ¿Cuál era la decisión que había tomado en aquel momento en el que es alcanzado por una flecha?

Esta es una de las historias que cuento cuando explico el yacimiento y con esto solo quiero seguir animando a la gente a descubrir que las historias escogidas, bien contadas, hacen de nuestros lugares algo realmente interesante, así que imaginad una visita a Alarcos, in situ , llena de trepidantes historias arqueológicas.