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Tinto o blanco, pero puro y sin aguar: así gustaba el vino en el Imperio Romano

La bodega romana encontrada en Valdepeñas arroja muchos datos sobre la elaboración del vino en esa época, muy parecido al tradicional: les gustaba el 'vino verum' sin aditamentos y el aguado o procedente de orujos sólo era consumido por las clases más bajas

Tinto o blanco, sin aguar: así les gustaba el vino en el Imperio Romano

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Esta semana en Entre Vinos hemos mezclado la enología con la historia y nos hemos acercado hasta la bodega romana encontrada recientemente en paraje de El Peral, en el término municipal de Valdepeñas.

Junto a Domingo Fernández, miembro del grupo de investigación del yacimiento arqueológico del Cerro de las Cabezas y eque están también estudiando esta estructura, hemos conocido un poco mejor esta bodega que formaba parte de una gran explotación agraria que contaba también con termas y una zona noble.

Fernández ha explicado que aunque no se conocen las variedades de uva que utilizaban los romanos, en realidad la forma de elaborar el vino en este espacio no difiere mucho de la forma tradicional de producción.

En este caso, se ha documentado que el complejo contaba con grandes muros de mampostería que permiten un control de temperatura, un descargadero de uva, una zona de pisado y prensado, un gran depósito de fermentación y una sala de dolias, que eran las tinajas romanas, y toneles.

El proceso de elaboración, tras la llegada de la uva, comenzaría con el pisado tradicional, del que se sacaría el mejor vino. El mosto que se obtenía se almacenaría en el lacus, un gran depósito impermeabilizado de 4.500 litros, del que se pasaría ya a las tinajas.

Los orujos, los restos del primer proceso, se pasarían por una prensa que obtendría un vino de poca calidad para suministrar a trabajadores y esclavos.

Fueron precisamente los romanos los que universalizaron el consumo de vino, hasta entonces sólo era un producto consumido por las élites, y aunque hay una creencia a que les gustaba el vino aguado, no era así, y en realidad les gustaba el 'vino verum'; tinto o blanco, incluso añejos de más de 15 años de envejecimiento, pero sin aditamentos.

Esa práctica de mezclarlo con agua solo se destinaba a los vinos de peor calidad y destinados a las clases más bajas de la sociedad.

Lo que si sucedió es que con el aumento de demanda, las zonas vitivinícolas ampliaron las superficies de cultivo y exportaron mucho a Roma. en ese momento se empiezan a mezclar con sustancias que evitasen la degradación e incluso muchos de los recipientes en los que se trasportaba fueran impregnadas de brea.

Bodega romana de Valdepeñas

Hay que recordar que el hallazgo de este bodega romana se produjo en el año 2020, durante las obras de construcción de la rotonda que da acceso a El Peral, a escasos kilómetros de Valdepeñas. Desde entonces se están llevando a cabo diferentes proyectos de investigación que el Ayuntamiento de Valdepeñas realiza de manera conjunta con la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

Los restos arqueológicos se ubican en la entrada al paraje Baños de El Peral y están datados inicialmente en el siglo I d.C., destaca de ella la inscripción hallada con las siglas AMAICIVS FRVVS·V·S·, que posiblemente hizo referencia al nombre del fundador de la bodega.

Los trabajos de la última campaña arqueológica promovida por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y el Ayuntamiento de Valdepeñas ha sacado a la luz nuevos hallazgos en la bodega romana del paraje Baños de El Peral.

Tras seis semanas de trabajos como resultado de las pruebas de geo radar dieron como resultado el descubrimiento de  unas termas pertenecientes a la villa donde se ubica la bodega romana datada en los siglos III y IV d.C., en buen estado de conservación.

Agustín Cacho Borrás

Redactor de contenidos en SER Ciudad Real con...