La lana, el producto que se acumula (sin vender) en las granjas de Castilla-La Mancha

Ciudad Real

Con la llegada del calor, llega también el momento en el que se realiza el esquileo de las ovejas. Una labor tradicional que se está convirtiendo en un problema para las explotaciones ganaderas de la región por la pérdida de valor de la lana que hace que se acumule en las instalaciones.

Una situación que está viviendo Justo Ruiz, con unas 1.200 ovejas en Torrenueva, en Ciudad Real. Cada año por estas fechas procede al rapado de sus animales, pero desde el año pasado no encuentra quien le recoja la lana por los bajos precios que hacen poco rentable el producto. Ya acumulan en la explotación cera de 2.500 kilos de las dos campañas.

Esquilar una oveja, de la que se saca en torno a un kilo de lana, cuesta casi 1,5 euros y ahora mismo lo máximo que se ofrece es 10 céntimos por la lana merina, que es la de mejor calidad que hay. "O la destruyo o la utilizo para lo que sea, de aislante o para lo que haga falta pero en la granja no puede estar", explica este ganadero.

La India, pero principalmente China, han sido los mercados que históricamente han comprado nuestra lana. 'El gigante asiático', que importaba el 50 por ciento de la producción, cerró las fronteras el año pasado por las enfermedades y aunque esta campaña está previsto que vuelva a restablecerse el comercio, pero en el caso de la lana de raza manchega no pagan más de 25 céntimos por kilo puesta en destino, cuando los costes llegan a ser de unos 60 céntimos como nos ha explicado.

Ampliar

"Nadie puede trabajar con esas pérdidas. Hay lavaderos en España que están prácticamente parados", afirma Leoncio del Álamo, gerente de Recuperaciones del Álamo, en Consuegra, que puede subvenciones para la retirada de este producto. "Desde que se recoge y se hace balas supone un coste de 50 céntimos y el precio de céntimos ahora mismo, si se consigue vender algo, de unos 20 céntimos".

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Desde Asaja piden soluciones ante este nuevo problema que se les presenta a los ganaderos y que se active un sistema de retirada de la lana de las explotaciones. "Los gobiernos regionales, y en particular el nacional, tienen que dar soluciones, igual que hacemos con la recogida de cadáveres con empresas que encargamos a través de los seguros", señala Pedro Barato, presidente nacional de la organización agraria.

A largo plazo las medidas pasarían por utilizar esta fibra natural, sostenible y de kilómetro cero, con otros usos, por ejemplo, como material aislante en la construcción. "Estamos hablando con empresas para que la retiren aunque sea regalada y se pueda utilizar como aislante en las casas porque es un producto ecológico y de buena calidad", afirma Ruiz.