Recién graduados y con trabajo: faltan enólogos en Castilla-La Mancha
El interés de las empresas del sector que se interesan por los alumnos de Enología es más que evidente, tanto para que hagan las prácticas remuneradas como para trabajar indefinidamente una vez finalicen los estudios
Recién graduados y con trabajo: faltan enólogos en Castilla-La Mancha
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En una región en la que abundan las bodegas y cooperativas faltan enólogos. A pesar de que acaba de graduarse la primera promoción del Grado de Enología de la Universidad de Castilla-La Mancha, que se imparte en el Campus de Ciudad Real desde el curso 2018-2019.
El logro de que se haya completado el círculo no es un hecho baladí sino una meta ansiada durante décadas por los responsables universitarios y el asociacionismo enológico de la región que por fin ha visto cumplido su objetivo: formación, prácticas continuas y trabajo (casi) asegurado.
La primera promoción apenas la integraron 18 alumnos, de los que 11 han terminado finalmente los estudios. De los seis primeros titulados, pues algunos aun están a la espera de presentar su Trabajo Final de Grado, cinco han encontrado ya empleo. Graduados todos ellos de Castilla-La Mancha en una titulación que cuenta con una alta tasa de abandono, explican, por la complejidad de algunas de sus asignaturas, especialmente para quienes provienen -explican- de un grado de Formación Profesional.
La cifra media de estudiantes que acceden al grado de Enología en los seis años desde su creación rondan la cifra inicial y los matriculados año tras año siguen siendo prácticamente iguales en número. En la sexta promoción, la de 2023-2024, el número de inscritos ha sido de 17.
Francisco Jesús García, secretario académico de la Escuela de Ingenieros Agrónomos de la Universidad regional, afirma que estas cifras de alumnos están lejos de colmar las previsiones de los responsables del grado. Achaca fundamentalmente esta situación "a la poca información sobre este grado" que, por ejemplo, ofrecen los orientadores en los institutos a los alumnos que terminan el bachillerato.
El interés de las empresas del sector que se interesan por los alumnos es más que evidente, tanto para que hagan las prácticas remuneradas en sus bodegas durante su etapa de formación -hay empresas que se han ofrecido a costearles estancias en California para que se formen- como para trabajar indefinidamente una vez finalicen los estudios.
Lo que está claro es que el futuro del sector enológico de Castilla-La Mancha se basa en disponer de unas bodegas tecnológicamente avanzadas y contar con enólogos cualificados que posean los conocimientos científicos y tecnológicos necesarios para producir vinos de calidad y hacerlos más competitivos. Se necesita mano de obra formada que contribuyan a que la viticultura siga avanzando. Los enólogos son las piezas fundamentales de las bodegas y, por extensión, del sector.