Entrevista a Fernando Zóbel en SER Cuenca por el centenario de la radio
Hemos recreado cómo pudo ser una conversación con el artista creador del Museo de Arte Abstracto Español
SER Cuenca celebra el centenario de la radio con una entrevista a Fernando Zóbel
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Cuenca
La Cadena SER conmemora este 2024 el centenario de la radio en España y este 15 de octubre ha puesto en antena una programación especial. SER Cuenca se ha sumado a este evento sumando este evento a otro centenario, el del nacimiento de Fernando Zóbel que la ciudad conmemora este 2024. Y lo hemos hecho con una recreación que solo este medio de comunicación puede permitir. Hemos vuelto atrás en el tiempo para compartir con los oyentes un momento muy especial en la historia de la ciudad de Cuenca y en la Cultura de toda España en el siglo XX, la cesión del Museo de Arte Abstracto Español por parte de Fernando Zóbel (Manila, 1924-Roma 1984), su creador, a la Fundación Juan March que lo gestiona en la actualidad.
Esta recreación ha sido posible gracias al audio del acto institucional celebrado el 5 de junio de 1981. Zóbel ya había decidido el año anterior donar a la Fundación con sede en Madrid “toda su colección de pintura, escultura, dibujo y obra gráfica, su biblioteca personal, sus diarios y un conjunto con más de ciento treinta cuadernos de apuntes”, como leemos en la web del museo, pero todo se hizo oficial en esa fecha.
Gracias a la colaboración de Radio Nacional de España en Cuenca que ha rescatado de su archivo sonoro aquel documento, hemos podido recrear cómo sería una entrevista con Zóbel.
El museo
La creación del Museo de Arte Abstracto Español en los años 60, se inauguró el 30 de junio de 1966, supuso el inicio de un movimiento cultural en torno al arte abstracto que atrajo a ciudad de Cuenca a un buen número de los artistas contemporáneos de la época: Saura, Millares, Guerrero, Feito, Chillida, Rueda, Sempere y otros muchos. Algunos de ellos vivieron en Cuenca, otros pasaban en ella grandes temporadas al amparo de este bullicio artístico que llenó la ciudad hasta los años 80.
Este Museo de Arte Abstracto cuenta con la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes que le concedió el Ministerio de Cultura en 1980. En sus salas vemos grandes obras del arte abstracto español de los últimos 70 años, sobre todo de la Generación del 50 en España, desde la escultura de Chillida de la entrada al gran cuadro Brigitte Bardot de Antonio Saura, en la sala grande. Gracias a este museo, por primera vez las obras de esa gran generación de artistas pudieron encontrar un único lugar en el que exponerse juntas.
Los propios espacios, diseñados por el pintor, escultor y escenógrafo Gustavo Torner (Cuenca, 1925) son también auténticos cuadros: el paisaje exterior de la naturaleza de la hoz del Huécar consigue entrar y exponerse como una obra más. “Tan autor del museo como yo realmente”, dijo Zóbel de él. “Esto no sería lo que es sin él. Desde el primer momento ha sido uno de los principales motores de lo que ahora existe”.
Entrevista con Zóbel
Es una ocasión especial y no voy a dudar en preguntarle, en primer lugar, ¿con qué idea se creó este museo?
Teníamos un concepto un poco especial del museo porque iba a ser quizás el único museo en Europa, y probablemente el único museo en el mundo, hecho y llevado por un grupo de artistas. Este grupo de artistas teníamos unas ideas muy determinadas sobre qué es lo que tenía que ser un museo. A nosotros nos interesaba ante todo que las obras se vieran extraordinariamente bien y que esto, que en teoría se había discutido tan largamente, por lo menos se convirtiera en una realidad.
Era un proyecto muy ambicioso, crear un museo de arte contemporáneo en una ciudad, en un país, en el que nada o muy poco se sabía de esto, ¿no? ¿Consideraron arriesgada la aventura?
Nosotros también pensamos desde ese primer momento que este experimento, este extraño experimento, por razones económicas y demás, debía de tener un límite, por si no funcionaba. Nos hicimos la idea de que si esto no atraía la gente suficiente para por lo menos pagar los gastos de electricidad y de limpieza, si en tres años eso no se conseguía, entonces lo habíamos hecho mal, habíamos fracasado, se cerraban las puertas, se deshacía la colección y a otra cosa. Afortunadamente desde el primer momento, esto fue un auténtico éxito, cada vez ha ido viniendo más gente. Esto que fue un experimento extraño se ha convertido casi en un simpático tópico porque al museo de Cuenca lo conoce toda España, desde luego y además hemos comprobado que lo conoce todo el mundo, por lo menos todo el mundo del mundo del arte.
¿A cuántas personas agradecería hoy que este museo sea una realidad?
A todos los amigos. Casi todos han ayudado a hacer esto posible. Pero en primer lugar al Ayuntamiento de Cuenca y, en aquel momento, a Fernando Nicolás que fue uno de los que sugirieron la posibilidad de que las Casas Colgadas se emplearan para esto; el entonces alcalde Nicasio Guardia; un montón de pintores que han ayudado extraordinariamente: Gerardo Rueda, Eusebio Sempere, Antonio Lorenzo, etcétera. Las gracias ya se las he dado, pero las repito emocionado con lo mucho que nos ayuda todo el mundo, con lo mucho que nos ha ayudado esta ciudad porque, cosa curiosa, la ciudad entera de Cuenca creo que ha aceptado este museo con auténtico cariño, que lo ha estado usando como motivo de orgullo, que están encantados de tener al museo aquí, encantados de saber que esto va a continuar y que va a continuar en Cuenca.
¿Por qué ha decidido usted dejar su museo en manos de la Fundación Juan March en vez de alguna administración pública, bien local, bien provincial o bien del Estado?
La verdad es que he tenido que pensar largamente los pros y los contras. Dejarlo en manos estatales sería obligar a una serie de organismos a poner una atención especial en un museo un poco extraño en una capital de provincias. Me daba miedo de que si esto entraba dentro del engranaje general museístico español se perdería un poco. Por otro lado, digamos ya los problemas que causa un museo de este tipo para los gobiernos locales. Realmente es una cosa difícil. Afortunadamente existía la Fundación Juan March ya con varios años de existencia en el mundo del arte en Madrid y demostrando con sumo éxito, no solamente interés por las cuestiones artísticas, sino su inmensa habilidad para atraer obras de arte a España para enseñarlas en una especie de gran labor histórico artístico didáctica que ha estado desarrollando con fantástico éxito durante estos muchos años. Nos pareció la gente y el grupo idóneo.
Juan March
Juan March Delgado preside la Fundación Juan March desde diciembre de 1973, un mes después del fallecimiento de su padre Juan March Servera. Ocho años después recibe en Cuenca del propio Zóbel su colección de arte abstracto. “Hoy es un día muy agradable para mí como presidente de la Fundación Juan March porque aceptar este noble ofrecimiento de nuestro amigo Fernando Zóbel creo que es motivo de gran satisfacción para todos nosotros”, decía March aquel 5 de junio de 1981. “A Fernando le conocemos ya desde hace años porque ha colaborado con la fundación en diversas exposiciones, en diversos montajes que hemos hecho, en diversas adquisiciones. La Fundación consumo grado acepta la donación de nuestro amigo Fernando y se dispone a trabajar activamente en el museo”.
Compromiso con Cuenca
En aquel acto oficial de donación intervino también el acalde de Cuenca Andrés Moya. “Fue él indudablemente el que podía realmente optar por esta decisión, el que libre y personalmente decidió”, decía sobre la decisión de Zóbel acera del futuro del museo. “Tuvo la gentileza de comunicarme antes de hacerlo público cuál había sido su decisión, en todo caso estrictamente suya. Y desde el primer momento yo la acepté como buena porque me parecía buena para Cuenca”.
Por sus palabras en aquel discurso deducimos que en la ciudad existió esos días cierta preocupación por el futuro de la pinacoteca de las Casas Colgadas. Zóbel ya decía que Cuenca se había identificado plenamente con el museo y el alcalde puso el énfasis en que ese centro de arte se quedaría siempre en ese edificio emblemático.
“De que el museo se quedará en Cuenca hay garantías suficientes”, decía Andrés Moya. “Se nos han dado estas garantías porque por otra parte, saben perfectamente los hombres que integran la Fundación Juan March, que el Museo de Arte Abstracto de Cuenca, ubicado en otro sitio, perdería algo de lo que es consustancial: el sitio donde está expuesta esta colección. Es por tanto algo indivisible, algo inseparable y así había sido interpretado y así es sentido por la Fundación March. Por tanto, los conquenses debemos quedar tranquilos porque esta continuidad en este sitio se dará en el futuro”.
Manuel Fontán
Actualmente dirige el Museo de Arte Abstracto Español Manuel Fontán. “Hubiera podido conocer a Zóbel por edad, tendría yo unos 20 años cuando él murió, pero nunca le conocí, nunca había visitado Cuenca”, dice ahora, con el paso del tiempo. “Es una deuda que tengo conmigo mismo porque he leído tanto sobre él, le he leído tanto a él, he visto tanto su pintura y he tenido el privilegio de intentar estar a la altura de su responsabilidad como creador y como fundador del museo. Le daría un abrazo en nombre de nuestro país, de Cuenca, del arte contemporáneo español que no se puede contar sin su figura”.
El final de Zóbel
Fernando Zóbel falleció en Roma de forma repentina tres años después de aquel acto oficial de donación del Museo, de dejar asegurado su futuro en manos de la Fundación Juan March.
Días después se celebró el entierro en la ciudad de Cuenca. Fue un acto multitudinario en el que los conquenses se echaron a la calle para dar el último adiós a una persona a la que identificaban como uno más de la ciudad, como uno más de los suyos. Zóbel descansa eternamente en el cementerio de San Isidro, sobre la hoz del Júcar de Cuenca, ese río que tanto inspiró su arte.
Paco Auñón
Director y presentador del programa Hoy por Hoy Cuenca. Periodista y locutor conquense que ha desarrollado...