Villarejo de Fuentes: pozos, molinos y una calzada romana junto al Záncara

Cuenca

En el espacio La memoria de la tierra que coordina Eduardo Bollo, de Vestal Etnografía, y que emitimos los miércoles cada quince días en Hoy por Hoy, conocemos esta vez el entorno de Villarejo de Fuentes, desde su calzada romana y sus pozos, pasando por sus molinos harineros. Un programa en busca del Záncara, humilde riachuelo que recorre la Mancha de la provincia de Cuenca para nutrir la cabecera del río Guadiana.

Todo este estudio es fruto del proyecto En busca del Záncara. Historias asociadas a la Calzada Romana a su paso por Villarejo de Fuentes, cuyo objetivo es la documentación, digitalización y puesta en valor innovadora del patrimonio inmaterial de Villarejo de Fuentes.

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Los pozos

Villarejo de Fuentes ha experimentado profundos cambios a lo largo de los años, con su patrimonio rural y natural transformándose significativamente. Los pozos y manantiales, esenciales en el pasado para el abastecimiento de agua, jugaron un papel crucial en las rutas de transporte y ganadería. Antiguos pozos como el Pozo de la Miera, la Fuentecilla o el Pozo del Pobre desaparecieron debido al abandono de la ganadería extensiva y a la concentración parcelaria, aunque el Pozo Duz, ubicado en la intersección de la Calzada Romana y el Camino del Pozo, sigue siendo un referente importante. En tiempos pasados, este pozo abastecía a los vecinos, que recogían agua mediante una manivela accionada por un encargado.

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Chozos de pastores

La arquitectura vernácula también forma parte de este patrimonio, con chozos y corrales que servían como refugio para pastores y sus ganados. Estas construcciones de piedra seca, ubicadas estratégicamente en el paisaje, requerían conocimientos técnicos sobre orientación, terreno y proximidad a fuentes de agua. De los más de doce chozos que se encontraban en la zona, hoy solo tres permanecen en pie, reflejando el cambio en la vida rural con el paso del tiempo.

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La calzada romana

El entorno de Villarejo estuvo vinculado al transporte del mineral Lapis specularis a través de una calzada romana. Este yeso, fundamental para la fabricación de ventanas en época romana, también fue utilizado en la construcción local, con canteras y hornos dedicados a su extracción y procesamiento.

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La arquitectura popular de la región aprovechaba los recursos del entorno, con la piedra seca, los tapiales y el yeso como elementos esenciales en las edificaciones. Los tejares locales producían las tejas y ladrillos necesarios para cubrir las viviendas, mientras que el mortero de yeso garantizaba el aislamiento térmico.

Los molinos

Los molinos de agua también desempeñaron un papel clave en la economía agrícola de Villarejo. A lo largo del río Záncara y del Arroyo de la Peñuela hubo varios molinos que molían grano y, en algunos casos, generaban luz. Molinos como el de Don Juan y el del Cubo, propiedad de los Jesuitas y otras familias locales, fueron testigos del cambio en las formas de producción. En paralelo, en el propio pueblo se encontraban molinos de viento y de aceite, que ayudaban a la población a procesar sus productos agrícolas.

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Camino del castillo

El camino hacia el castillo de Fuentes, un punto clave en la historia de Villarejo, recorre antiguas rutas ganaderas y comerciales que conectaban el municipio con otras zonas de la región.

Este trayecto simboliza la transición entre tiempos pasados, cuando el agua y la agricultura eran esenciales para la subsistencia, y la realidad actual, donde muchos de esos elementos han desaparecido o cambiado profundamente. En pocos kilómetros, el paisaje muestra los efectos del abandono de las prácticas tradicionales y el alejamiento de la naturaleza.