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Historia

Los arrieros de Cuenca que traían el bacalao del norte: aventureros de los caminos

Vindel es un pequeño municipio conquense en el que gran parte de sus vecinos se dedicaron a la arriería

Los arrieros de Cuenca que traían el bacalao: aventureros de los caminos

Cuenca

En el espacio La Memoria de la Tierra que coordina Tirso Moreno, miembro de Vestal Etnografía, y que emitimos los miércoles cada quince días en Hoy por Hoy Cuenca, esta semana contamos cómo era la vida de los arrieros. Y lo hacemos con el ejemplo de las gentes que se dedicaban a este oficio en el pequeño pueblo de Vindel llevando hasta los puertos de Bilbao el vidrio que se producía en la fábrica de esta localidad.

Vindel es uno de los pueblos más pequeños de la provincia de Cuenca. Cuenta con 17 habitantes (INE 2023) y está ubicado en el extremo norte, rodeado ya de las tierras de Guadalajara.

La fábrica de vidrio

“El horno de Vindel dedicado a la elaboración de vidrio, aprovechando la arena y la madera de sus montes, está documentado desde mediados del siglo XVI”, apunta Moreno. “Hay datos de 1556 a través de unos pleitos por los montes de Alcantud y El Recuenco, localidades limítrofes que también contaban con hornos similares”.

“En el Catastro de la Ensenada de 1752 se describen perfectamente las partes del horno, se hablaba de la veintena de trabajadores, desde maestros vidrieros a cargadores de leña”.

Vindel, municipio del norte de la provincia de Cuenca, entre las comarcas de la Alcarria y la Serranía.

Vindel, municipio del norte de la provincia de Cuenca, entre las comarcas de la Alcarria y la Serranía. / Paco

Un pueblo en movimiento

“Para comerciar con ese vidrio se creó un modo de vida singular en Vindel en el que la mayor parte de la población era arriera”, apunta Moreno. “El vidrio y su comercio era el elemento fundamental para poner a todo un pueblo en movimiento. Incluso, los que no eran arrieros, pasaban medio año al menos dedicados a ese comercio. El resto, a la agricultura o el monte”.

“Vindel se ubica en un valle, una estrecha vaguada muy humilde productivamente hablando”, explica Moreno, “está rodeado de un monte frondoso de pinos y robles, por lo que los recursos de la agricultura eran escasos, de ahí que buscaran los ingresos económicos en la arriería. Podemos decir que el vidrio y la arriería hicieron que Vindel y otros pueblos de la comarca tuvieran un modo de vida único y singular en la provincia de Cuenca”.

La arriería

La arriería es ya una profesión desaparecida, ya no vemos a recuas de mulas recorriendo los caminos cargadas de mercancías, “pero como tal se pierde en los albores de la Humanidad”, matiza Moreno. “Eran gentes de baja clase social, no tenían grandes carros ni bueyes como los carreteros, a veces apenas un burro. A estos arrieros de pequeñas recuas se les llamaba también trajinantes y básicamente eran nómadas. Se echaban a los caminos y de un modo casi aventurero se jugaban la vida en rutas mucho menos seguras que en la actualidad”.

“Eran tipos con la mirada llena de paisajes”, apunta Moreno. “En unos tiempos en los que las personas pasaban la vida sin salir de sus lugares, nacían y morían en su pueblo, estas gentes estaban llenos de conocimiento y de experiencias. Sabían dónde se pagaban los pontazgos, las mejores ventas y posadas, los caminos de herradura y se enfrentaban a asaltadores y bandoleros”.

John Elk III

Los arrieros de Vindel

“Era un oficio lleno de despedidas y de bienvenidas a veces con el bolsillo lleno”, explican desde Vestal Etnografía. “Cada viaje podría durar un mes y un arriero dedicado totalmente a la arriería podía realizar entre diez y doce viajes al año. Algunos pasaban toda la vida viajando”.

Fernando Trabanco Fotografía

En busca del bacalao

“Los arrieros de Vindel viajaban a través de la conocida como ruta del vidrio hacia el norte de España y especialmente al puerto de Bilbao, 390 kilómetros”, explica Moreno. “Se tardaba quince días en ir y otros tantos en volver. Iban por Arbeteta, Soria, el Ebro y veían cambiar el paisaje al pasar de Castilla al País Vasco para finalmente contemplar el mar Cantábrico”.

En el camino de ida llevaban vidrio hacia el norte, “y en el de vuelta volvían cargados de azúcar, cacao, arroz, alubias y pescados frescos y secos como el bacalao, ingrediente fundamental para un plato típico de nuestra tierra como es el ajo arriero que lleva el nombre de la profesión de aquellos aventureros de los caminos”.

Paco Auñón

Director y presentador del programa Hoy por Hoy...