Ruta por el entorno de Huelves: castillo, ermita y puente sobre el Riánsares

Cuenca

En el espacio Caminos, Naturaleza y Patrimonio que coordina Fco. Javier Rodríguez Laguía, presidente de la asociación cultural CuenCANP, y que emitimos los miércoles en Hoy por Hoy Cuenca, recorremos esta vez el entorno de Huelves, una localidad cercana a Tarancón.

Esta excursión discurre por un tramo del Camino Natural del Riánsares, un corredor verde de cien kilómetros entre Cuenca y Toledo. En esta ruta pasamos por el primer tramo que va desde su inicio, en Vellisca, hasta Cabezamesada ya en la provincia de Toledo. Recorremos parte de la sierra Peña Tajada (951 m. alt.) o de Botija y conoceremos el estrecho de Paredes en la sierra de Altomira.

Huelves

Para llegar a Huelves, el acceso más sencillo es a través de la autovía A-40 por la salida 241. En este pueblo destacan las ruinas del castillo de Acuña y debajo su ermita de la Virgen de la Cuesta con hermosas vistas. Una ermita con la misma advocación encontramos en Alconchel de la Estrella, en las tierras de Haro.

La iglesia de Huelves está dedicada a San Miguel Arcángel y destaca en el templo una ventana de medio punto y una pila bautismal que perteneció a la ermita.

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El castillo de Acuña

Huelves fue aldea de Huete comprada posteriormente por Marcos de Parada a quien perteneció el castillo fundado por Álbar Fáñez, quien dicen que era primo del Cid. Este castillo fue reedificado en el siglo XV por el optense Lope Vázquez de Acuña, de ahí su nombre actual.

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Formó una línea defensiva con los castillos de Almenara, Uclés y Zorita pasando la villa al señorío de la Orden de Santiago. El castillo fue arrasado por los Reyes Católicos. Actualmente vemos un recinto alargado con torres circulares, aljibe y foso.

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La ruta

Iniciamos nuestro recorrido pasando a los pies de la ermita y del castillo. Avanzamos en dirección noreste por una senda en suave ascenso entre pino de repoblación y mucho esparto como el que encontramos en estas tierras alcarreñas.

Pasamos junto a la fuente de las Goteruelas donde damos un giro hacia el norte hasta llegar a Peña Tajada o de Botija (951 m. alt.). Desde aquí observamos la gran construcción del acueducto del Trasvase Tajo-Segura construido a mediados del siglo XX.

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Un trasvase del Mediterráneo al Atlántico

“Ya se hablaba de trasvases a mediados del siglo XVI, en tiempos de Felipe II, monarca que pensó unir Madrid (por entonces la recién capital de España) con el Atlántico y el Mediterráneo”, apunta Rodríguez Laguía, “todo ello a través de canales, al estilo como se estaba haciendo en Flandes, y crear una red de canales solidarios de navegación y cuya idea ha llegado a nuestros días tal y como conocemos y donde la solidaridad brilla por su ausencia”.

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El estrecho de Paredes

Seguimos ruta, pasamos por debajo de la carretera N-400 y llegamos al entorno del río Riánsares que cruzamos por un puente de magnífica hechura con piedra de sillería que conserva su pretil con tres ojos y tajamares.

Estamos en el paraje del Estrecho de Paredes que el río ha forjado en la Sierra de Altomira a lo largo de millones de años. Se trata de uno de los tajos que las aguas de nuestros ríos han formado en esta magnífica sierra. Más al norte hablamos del corte geológico producido por el Tajo en Entrepeñas, por el Guadiela en Buendía, por el Escabas en Priego, por el Trabaque en Albalate de las Nogueras o por el Júcar y el Huécar en Cuenca. Por no hablar de las extensiones de esta sierra más al Sur con la Sierra del Pavo abierta por el Bedija en Uclés.

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Continuamos en todo momento el Camino Natural del Riánsares que viene de la cercana localidad de Alcázar del Rey y pasando por Huelves irá hacia el santuario de la Virgen de Riánsares en Tarancón. Avanzamos en dirección sur contemplando magníficos pliegues de roca caliza cubiertos por pino de repoblación entre cultivos de cereal. Abundan las plantes aromáticas (romero, espliego, aliaga, tomillo…), los mamíferos de gran tamaño y una gran variedad de aves.

Llegamos a Huelves pasando antes por la fuente de la Hontanilla. Es un lugar que ofrece al visitante un espacio verde y fresco en verano y lleno de colorido en el otoño. Punto acogedor que invita a la relajación y al sosiego.