Molemocho y Rezuelo, dos de los molinos de agua que quedan en pie en Ciudad Real
Los molinos hidráulicos durante siglos se ubicaron sobre los ríos para aprovechar la fuerza del caudal de agua
Postales Manchegas | Molemocho y Rezuelo, dos de los molinos hidráulicos que quedan en pie en la provincia de Ciudad Real
Ciudad Real
"Como tantas otras cosas en la cultura mesopotámica se puso en marcha un sistema para el aprovechamiento del agua, aunque parece que fueron los antiguos griegos los que usaron por primera vez la rueda hidráulica, el principio que va a hacer que funcionen los molinos de agua cuyo uso se generalizó en el siglo XVI, fundamentalmente con el uso de hacer harina. Muchos de los que hay por la zona de Ciudad Real vienen de este siglo y constituían una economía de subsistencia, o tenían molino o no tenías harina". Así lo ha explicado en Postales Manchegas, el historiador Isidro Sánchez que recordaba que estas estructuras terminaron, muchas de ellas sirviendo para la generación de electricidad. "Se cambia el sistema y la rueda va a mover una turbina que va a generar la electricidad".
En la provincia quedan únicamente restos de aquellas edificaciones, con la excepción de los que se encuentran en Membrilla o Daimiel.
El Molino del Rezuelo, en Membrilla, es uno de los 11 molinos de agua que había en la localidad junto al río Azuer. Permaneció activo hasta finales de los años setenta, siendo únicamente éste el que se mantiene en pie. A finales del siglo XX fue restaurado y equipado como museo permitiendo conocer sus procesos internos.
En cuanto al Molino de Molemocho, situado a las puertas de entrada del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, en la actualidad está muy rehabilitado, pero venía de la ruina hasta que el ayuntamiento lo adquirió a la familia propietaria.
Es este molino el que se puede ver en una postal, de una colección de finales de los años 20 vinculadas a Daimiel. Una bucólica imagen que muestra lo que era una realidad: la disposición de muchos molinos, unos cerca de otros, situados sobre los ríos para aprovechar la fuerza del caudal de agua, como explicaba Esther Almarcha, directora del Centro de Estudios de Castilla-La Mancha que comentaba, además, un dibujo anterior a 1560 vinculado al Museo Comarcal de Daimiel en el que aparecían dibujados nueve molinos con sus respectivos nombres dispuestos en sentido lineal para aprovechar al máximo los flujos de agua que, por otra parte, no eran estables a lo largo del año.
Los molinos de agua constituían, además, un sistema de aprovechamiento del agua favoreciendo su reutilización, ya que el agua se derivaba del rio por un caz para entrar en el molino y volver a salir al río donde, a los pocos metros aparecía otro caz que lo derivaba nuevamente al molino.