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Guerra y paz

La firma de opinión del historiador y catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Castilla-La Mancha, Manuel Ortiz

'Guerra y paz', la firma de opinión de Manuel Ortiz

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Albacete

Ya conocen la famosa expresión latina, si vis pacem, para bellum, es decir, si quieres la paz, prepara la guerra. Aquella antigua expresión ha recuperado una rutilante actualidad. También podríamos rememorar aquello de que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces, o más, en la misma piedra. A finales del siglo XIX, en plena carrera imperialista, se invocaba el “arbitraje sangriento” como solución al enfrentamiento entre naciones. Aquel clima prebélico se basaba en la existencia de naciones vivas y fuertes frente a las débiles y moribundas. Y se llegó a la Gran Guerra en 1914 que daría comienzo a un ciclo criminal que nos llevó a 1939. Después de la II Guerra Mundial, y de comprobar el horror de la destrucción, se procuró un escenario de paz que, con no pocas amenazas por medio, posibilitó la creación de un orden mundial respetuoso con los derechos humanos y la disuasión de la siempre amenazante posibilidad de una tercera guerra mundial, ahora más terrible todavía desde la utilización de la bomba atómica. No han faltado en estos últimos ochenta años conflictos y luchas armadas -crisis de los misiles en 1962 y carrera armamentística alocada, por ejemplo-, pero la bipolaridad, el derecho internacional y sus instituciones, en un ambiente de repudio a la utilización de las armas, fueron capaces de disuadirnos de “apretar el botón”.

En el mundo occidental, con el que estamos alienados cultural y geoestratégicamente, se puso en funcionamiento una estructura militar, la OTAN, impulsada y financiada fundamentalmente por los EE.UU. España, que no participó en ninguna de las dos guerras mundiales, y no precisamente por nuestro pacifismo o neutralidad sino más bien por nuestra debilidad y un cierto aislamiento internacional, no formó parte de la organización hasta la llegada de la Transición. Incluso, hizo falta la ratificación en referéndum -marzo de 1986- para que formáramos parte de su estructura militar. Pero, desde los acuerdos de 1953, en nuestro territorio los EE.UU instalaron unas bases militares que siguen vigentes y que nos alineaban y sometían claramente a algunas amenazas, como cuando en 1966 cayeron en Almería aquellas bombas producto de un accidente militar.

Desde hace muchos años, los españoles hemos invertido poco en defensa, más o menos como el resto de los vecinos de la UE, porque había otras prioridades y no nos sentíamos amenazados. Incluso ha cundido una mentalidad pacifista, a derecha e izquierda del panorama ideológico, que ha descalificado a quienes advertían de déficits estructurales de nuestro ejército. Ha tenido que llegar la guerra en Ucrania y, sobre todo, la aparición de Trump para que todo ese pacifismo y seguridad se vengan abajo, nos sintamos amenazados y volvamos a discutir la elección entre “tanques y mantequilla”. Al calor de las invocaciones comunitarias - Ursula von der Leyen dice que Europa debe estar preparada para una guerra-, se ha impulsado un plan de rearme con instrucciones para protegernos en caso de crisis. Incluso se ha vuelto a hablar del servicio militar obligatorio. Los sondeos más recientes ya reflejan una alta preocupación por el riesgo de una guerra y la mayoría de los españoles apoyan la creación de un ejército europeo, el aumento del gasto en defensa y el envío de tropas a zonas en conflicto, en detrimento de alternativas menos agresivas.

Muchos venimos advirtiendo de un cambio en el orden mundial que nos debe llevar a revisar premisas que teníamos por inmutables. EE.UU, sobre la que expertos como Noam Chomsky señalan que su ciudadanía, en general, tiene poca influencia sobre su política exterior, ya no es el aliado fiel que nos ha proporcionado un colchón de seguridad militar y económico. La propia OTAN, en gran parte responsable de la política rusa al intentar incorporar a Ucrania como un miembro más, tendrá que revisar sus estrategias y Europa diseñar otras políticas de defensa autónoma, negociación y nuevos socios comerciales.

Sería un craso error olvidar la Historia y no aprender de los errores de un pasado reciente.

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Hoy por Hoy Albacete (10/04/2025)

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