Vuelve la vida al tronco seco del olmo centenario de un pueblo de Cuenca
La localidad conquense de Santa María del Val apuesta por recuperar el olmo que murió de grafiosis con la plantación de uno de sus brotes

Vuelve la vida al tronco seco del olmo centenario de un pueblo de Cuenca
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Cuenca
Enclavado en la Serranía Alta de Cuenca, Santa María del Val es uno de esos pequeños pueblos que parecen sacados de una postal. Apenas 63 habitantes censados, menos de 25 viviendo en invierno, dan fe de su inclusión en la España vaciada, pero en cuanto llega el buen tiempo, el pueblo cobra nueva vida: los niños regresan, las casas se abren y la memoria florece entre sus calles de piedra y su valle cruzado por el río Cuervo.
Entre sus muchas estampas, hay una que emociona y que cuenta una historia de resistencia, pérdida y renacimiento: la del viejo olmo que durante siglos fue seña de identidad del pueblo.
“Era lo primero que veías al entrar, junto a la fuente también antigua, data del 1900”, como nos ha contado María Jesús Carreras, alcaldesa del municipio, en una entrevista en Hoy por Hoy Cuenca. “Un olmo enorme, retorcido, hueco, con nidos dentro… jugábamos en él de pequeños, subíamos a sus ramas. Era parte de nuestras vidas”.

A la derecha, el nuevo olmo de Santa María del Val (Cuenca), brote del centenario que se secó y en cuyo tronco (a la izquierda) crece también otro olmo nuevo.

A la derecha, el nuevo olmo de Santa María del Val (Cuenca), brote del centenario que se secó y en cuyo tronco (a la izquierda) crece también otro olmo nuevo.
El olmo centenario
No era un árbol cualquiera. Con “entre 700 y 800 años”, dice la alcaldesa, había sobrevivido a incendios, podas y décadas de cambios. Fue testigo de generaciones de vecinos, de sus reuniones bajo la sombra, de juegos infantiles y tertulias de mayores. “Le llamaban el Congreso. Allí se reunían los viejecitos del pueblo a debatir”, dice entre risas Carreras. Y aunque oficialmente era un olmo, todos lo conocían simplemente como “el árbol”. “Nunca decíamos: ‘quedamos en el olmo’. Decíamos: ‘quedamos en el árbol’. Era algo que se decía sin pensar, pero era así”.

Foto antigua de la plaza de Santa María del Val (Cuenca) con la fuente y el olmo centenario que ya murió de grafiosis en 2012.

Foto antigua de la plaza de Santa María del Val (Cuenca) con la fuente y el olmo centenario que ya murió de grafiosis en 2012.
La grafiosis
Sin embargo, en 2012, la grafiosis, una enfermedad que arrasó con los olmos en toda España durante las últimas décadas del siglo XX, alcanzó también al resistente árbol de Santa María del Val.
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“Cuando más frondoso estaba, empezaron a aparecer puntitos en las hojas. Al año siguiente, ya no salieron. Solo quedaron dos ramas largas que hubo que cortar. Nos dio muchísima pena”.
A pesar de los esfuerzos del ayuntamiento, de técnicos de la Diputación y de expertos forestales, no se pudo salvar. Pero no todo estaba perdido.
Carreras y sus vecinos decidieron no talar el tronco: “Estaba totalmente hueco, pero lo hemos conservado como una jardinera natural. Hace unos años lo tratamos con un barniz especial para que no se pudriera, lo rellenamos de tierra y plantamos un nuevo olmo dentro”.

Vista panorámica de Santa María del Val.

Vista panorámica de Santa María del Val.
Los nuevos olmos
Hoy, ese olmo joven crece desde el corazón del viejo tronco, como si la vida se abriera paso a través del tiempo. Junto a él, otro olmo también se alza con fuerza: “Ese lo plantamos al lado en 2015 o 2016. Es hijo directo del olmo antiguo. Mi padre, Siro, que en paz descanse, recogió un retoño que salió junto a la parra de casa y lo mantuvo con cuidado durante años. Cuando el olmo padre murió, lo trasplantamos”.
Cual poema de Antonio Machado, "Al olmo viejo / hendido por el rayo / y en su mitad podrido / con las lluvias de abril y el sol de mayo, /algunas hojas nuevas le han salido".
A pesar del temor de que la enfermedad persistiera en las raíces, ambos árboles siguen creciendo. Y con ellos, la esperanza. “Han pasado ya seis años y parece que todo va bien. A ver si dentro de poco, el del centro empieza también a dar sombra. Quizás volvamos a tener un nuevo Congreso bajo sus ramas”.
Santa María del Val es más que un lugar en el mapa. Es un ejemplo de cómo el amor por lo propio, la memoria colectiva y el cuidado de la naturaleza se entrelazan para dar sentido al presente. En su plaza, el olmo viejo sigue de pie, aunque hueco y callado, pero ahora ya no está solo. A su lado, crecen las nuevas raíces de una historia que no se rinde.

Paco Auñón
Director y presentador del programa Hoy por Hoy Cuenca. Periodista y locutor conquense que ha desarrollado...




