Baño de bosque en Cuenca: caminar, respirar y desconectar en la naturaleza

Cuenca

La Asociación Cultural CuenCANP ha elegido una forma muy especial de celebrar el solsticio de verano: un baño de bosque en plena naturaleza, en uno de los entornos más emblemáticos de la provincia de Cuenca, los Altos de Cabrejas. La cita es este sábado 21 de junio a las 9.00 h en la localidad de Navalón, pedanía del municipio de Fuentenava de Jábaga.

Según ha relatado el presidente de CuenCANP en el espacio Caminos, naturaleza y patrimonio, Francisco Javier Rodríguez Laguía, “nos gusta celebrar los cambios de estación, esos momentos mágicos del año. El solsticio de verano es uno de los más especiales: el día más largo, la luz más intensa, muy cerca de la noche de San Juan”.

Este año, el escenario escogido es especialmente simbólico. Desde la pequeña población de Navalón se accede fácilmente a los Altos de Cabrejas, una loma donde confluyen tres grandes cuencas hidrográficas: la del Tajo, la del Guadiana y la del Júcar. Allí, a lo largo de un itinerario de unos 7 kilómetros (ida y vuelta), los participantes recorrerán un camino ancho y de perfil prácticamente llano, ideal para un paseo pausado y reflexivo.

Apagar el móvil

El entorno no podría ser más apropiado para el taller central de la jornada: un baño de bosque, o Shinrin Yoku, como se denomina en su país de origen, Japón. Esta práctica, cada vez más popular en Occidente, propone una inmersión sensorial en el entorno forestal para mejorar el bienestar físico y mental.

“Lo primero que hacemos es apagar el móvil”, bromea Rodríguez Laguía, “porque se trata de desconectar del ruido digital para conectar con la naturaleza desde los sentidos”.

Durante el recorrido, los caminantes atraviesan un denso pinar de pino laricio, salpicado de encinas, retamas en flor y plantas aromáticas como espliego, tomillo, romero o salvia.

El lugar, a más de mil metros de altitud, permite contemplar amplias panorámicas de la Vega del río Chillarón a un lado y la depresión del río Mayor al otro. “Es un sitio único, con una vegetación muy rica y unos aromas que invitan a la relajación”, apunta Rodríguez Laguía.

Un baño de bosque

El baño de bosque, que se realizará aproximadamente a los dos kilómetros del inicio de la ruta, consiste en una serie de actividades que invitan a prestar atención al entorno natural: escuchar los sonidos del bosque, sentir la textura de las cortezas, respirar profundamente el aire cargado de fitoncidas, los compuestos volátiles que liberan los árboles para protegerse de insectos y bacterias, observar cómo la luz se filtra entre las copas o cómo se mueven las hojas al viento.

“El baño de bosque no es simplemente caminar por el campo”, matiza el presidente de CuenCANP. “Es una experiencia consciente y sensorial que busca, entre otras cosas, reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y reforzar el sistema inmunológico”. De hecho, estudios científicos han demostrado que la exposición prolongada a entornos forestales puede disminuir los niveles de cortisol (la hormona del estrés), reducir la presión arterial, e incluso mejorar la concentración y la creatividad.

Conexión con el entorno

Uno de los aspectos más interesantes del taller es la dimensión colectiva de esta experiencia. “Aunque cada persona vive el baño de bosque de forma íntima, hacerlo en grupo genera una energía compartida que potencia la conexión con el entorno”, explica Rodríguez Laguía. “Queremos que sea un momento para parar, respirar y simplemente estar, algo que en la vida cotidiana no siempre nos permitimos”.

Los organizadores recomiendan llevar calzado cómodo, agua, sombrero y, por supuesto, mantener el móvil apagado durante la actividad. Toda la información sobre el itinerario y el punto exacto de encuentro se puede consultar en la página web de la asociación (www.cuencanp.org), en el apartado de actividades 2025.

Esta propuesta se enmarca en una filosofía de contacto respetuoso con el medio natural, que guía las actividades de la Asociación Cultural CuenCANP desde sus inicios. “Nuestro objetivo es doble: poner en valor el extraordinario patrimonio natural de la provincia de Cuenca y ofrecer a los participantes herramientas para reencontrarse con ellos mismos a través del entorno”, concluye Rodríguez Laguía.