Airear la ropa o lavarse en el río: ritos de San Juan en los pueblos de Cuenca
Mariano López Marín recopila rituales y leyendas de los municipios conquenses sobre esta fiesta cercana al solsticio de verano
Airear la ropa o lavarse en el río: ritos en torno a San Juan en los pueblos de Cuenca
Cuenca
Cada 24 de junio, en numerosos pueblos de la provincia de Cuenca, se celebran, o al menos se recuerdan, antiguos rituales que mezclan la religión, la naturaleza y la superstición. El día de San Juan, cargado de simbolismo en torno al solsticio de verano, ha sido desde tiempos inmemoriales una fecha marcada por tradiciones singulares, muchas de las cuales han llegado hasta nuestros días gracias a la memoria popular y al trabajo de investigadores como Mariano López Marín, cronista oficial de la villa de Moya, historiador y etnógrafo incansable de la Serranía Baja.
“Hoy es día de San Juan, y también es día de abrir las arcas para airear la ropa”, recuerda Mariano. Un gesto sencillo pero lleno de sentido, que antaño tenía su explicación práctica y ritual.
“Eso lo hacía mi abuela y mi madre en la mañana de San Juan, porque pensaban que sacándola temprano y extendiéndola al sol, no se asentaba la polilla”, explica López Marín. Una costumbre que, más allá de lo funcional, tenía una carga simbólica relacionada con la limpieza, la renovación y la protección del hogar.
Los ritos en torno al agua están muy asociados a la purificación de la mañana de San Juan. / iiievgeniy
Lavarse en el río
Las primeras horas de la mañana eran también el momento ideal para otros rituales, especialmente femeninos. “Las chicas iban a lavarse la cara a las fuentes cercanas, como la del Cabriel en Salvacañete o incluso al río. Decían que así se conservaba mejor el cutis”, relata el cronista.
Un acto que, en muchos casos, venía acompañado de la recogida de plantas aromáticas y medicinales. “El sauco, por ejemplo, se recolectaba y se dejaba secar a la sombra. Después se usaba para infusiones, sobre todo para los constipados. Siempre había sauco en casa”, añade.
Río Cabriel a su paso por Cardenete / Cuenca Ahora
Magia y leyendas
La noche y la mañana de San Juan también abrían paso a un mundo más mágico, poblado de leyendas antiguas. Una de las más evocadoras es la de la princesa encantada que, según la tradición, se aparece cada cien años junto al río Cabriel.
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“En mi pueblo, Salvacañete, hay un lugar donde se asentaron los íberos, cerca de la carretera de Albarracín. Allí decían que se aparecía una princesa que ofrecía a un pastor la elección entre ella o un peine de oro. Si elegía el peine, ella desaparecía. Cerca hay dos rocas llamadas el Rey y la Reina, que se dice que son los padres de la princesa”, cuenta Mariano.
“Historias similares se encuentran en Fuentelespino de Moya, donde otra princesa encantada se aparece en la fuente de los Villares, reforzando la conexión entre agua y misterio”, apunta Mariano. Estas narraciones, cargadas de simbolismo, son herederas de tradiciones celtas, como la recogida del hipérico, la hierba de San Juan, y otros ritos de protección y fertilidad.
Flor de Saúco / Nenov
Refranes y coplas
No faltan tampoco los refranes que vinculan San Juan con los ciclos del campo y del clima: “Agua por San Juan quita vino y no da pan”, se dice, aludiendo a las tormentas estivales. O aquella coplilla popular que recogió Mariano en sus investigaciones:
“La mañana de San Juan, cuaja la almendra y la nuez, / así cuajan los amores cuando dos se quieren bien”.
Sin embargo, como lamenta López Marín, muchas de estas costumbres se están perdiendo. “La despoblación ha hecho mella. Ya no queda casi nadie para mantener estas tradiciones. Ahora la gente es más práctica”, señala. Aun así, mientras existan personas que las recuerden y espacios como la radio que las rescaten, estos rituales seguirán vivos, al menos en la memoria.
Paco Auñón
Director y presentador del programa Hoy por Hoy...Director y presentador del programa Hoy por Hoy Cuenca. Periodista y locutor conquense que ha desarrollado su carrera profesional en la SER