La Choza del Gamusino: estrategia y juegos con los ‘wargames’ de Cuenca

Cuenca

En un discreto local del polígono La Casilla de San José, en Cuenca, se esconde un universo lleno de batallas épicas, ejércitos en miniatura y tardes de estrategia compartida. Es la sede del club La Choza del Gamusino, un espacio autogestionado por un grupo de apasionados por los wargames, juegos de guerra en miniatura, que han hecho de esta afición un modo de vida.

Mario Pinós, uno de los fundadores y actual tesorero, explica que todo nació por necesidad: “Nos gustaban los juegos de miniaturas, tanto de fantasía como históricos, pero jugar en casas o depender del horario de tiendas limitaba mucho. Así que decidimos organizarnos y alquilar un local”.

Los llamados wargames permiten a los jugadores simular enfrentamientos entre ejércitos. Algunos son de corte histórico, como los de la Segunda Guerra Mundial, y otros se basan en mundos de fantasía como Warhammer o Juego de Tronos. “La definición general sería 'juego de guerra'. Siempre son enfrentamientos de uno contra uno entre ejércitos. A partir de ahí, el tipo de ambientación es infinito”, comenta Pinós.

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Punto de encuentro social

El funcionamiento del club es simple pero eficaz: cada socio paga una cuota anual que cubre el alquiler, la luz y el agua del local. A cambio, obtienen acceso total a las instalaciones, sin restricciones horarias. “Cada uno tiene su llave. Puedes venir a las dos de la mañana a echar una partida sin molestar a nadie”, señala Jaime García, otro de los miembros activos del club.

La Choza del Gamusino es mucho más que un espacio de juego: es también un taller de pintura, una escuela de estrategia y un punto de encuentro social. “Aquí encontré una panda de locos como yo, gente con ganas de mantener un sitio común para compartir este hobby”, cuenta Jaime entre risas. Él, como muchos otros, comenzó jugando en casa, pero pronto descubrió que necesitaba un espacio más amplio para desplegar los mapas y ejércitos.

En cuanto a las rutinas, los horarios son flexibles y dependen de la disponibilidad de los socios. “Yo suelo venir los fines de semana. Otros compañeros con hijos vienen tarde por la noche. Lo importante es encontrar a alguien que juegue lo mismo que tú”, explica Pinós. El club dispone de un grupo interno donde se organizan las partidas y se lanzan desafíos.

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Los juegos de moda

Y es que, como en cualquier otra afición, hay modas. Algunos juegos pasan de moda mientras otros ganan protagonismo. “Empezamos todos con Warhammer Fantasy. Ahora mismo ese casi nadie lo juega. El que más movimiento tiene últimamente es Arte de la Guerra, porque las miniaturas son pequeñas, fáciles de pintar y transportar”, dice Pinós, que además destaca una de las partes más valoradas del hobby: la pintura. “Pintar y montar los ejércitos es casi lo más importante. Es personal, creativo, y hay mucha ayuda entre nosotros”.

Competiciones

La competitividad también tiene su espacio, aunque sin perder el tono lúdico. “Vamos a torneos por toda España e incluso fuera. Hemos estado en Madrid, Barcelona, Ferrol, Lisboa y hasta en Nottingham. Al final haces amistades con gente de todos esos lugares”, cuenta Jaime. En 2023, el club organizó en Villalba de la Sierra (Cuenca) un torneo de Juego de Tronos con 60 participantes de toda España, un hito que puso al club en el mapa del wargaming nacional.

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Pintar, montar y jugar

Pedro Muelas es uno de los últimos en incorporarse. Llegó animado por amigos de esgrima y se ha volcado de lleno: “Me compré mi primer ejército de Bolt Action y ya he estado en mi primera competición. Aquí te ayudan en todo: a jugar, a montar, a pintar. Hay muy buen ambiente”.

La variedad de juegos no se limita al combate. También se juega a juegos de mesa y de cartas, y cualquiera puede iniciarse sin necesidad de traer su propio material. “Siempre hay alguien dispuesto a dejarte piezas o enseñarte. La comunidad es muy abierta”, añade Pedro, quien ya prepara su siguiente torneo en Madrid.

Otro de los socios fundadores, Héctor Zamora, recuerda cómo comenzó todo: “Jugábamos en el centro joven, pero se nos quedó pequeño. Alquilamos el local y nos organizamos más formalmente. Llevamos ya cinco o seis años aquí”. Él ha probado todo tipo de juegos, desde los históricos hasta los de ciencia ficción, y destaca el componente social del club: “Puedes venir a pintar, a jugar, a ver partidas… Lo importante es compartir. Para mí, a nivel social, es de las mejores cosas que puedes hacer en Cuenca”.

La Choza del Gamusino no es solo un club. Es un refugio para quienes encuentran en los dados, los pinceles y la estrategia una forma de expresión, diversión y amistad. Como dice Joseca, otro de los veteranos: “Me quedé porque esto engancha. Pintar, jugar, viajar… es un hobby completo. Y lo mejor, la gente”.