El agua, eje de vida e historia en Castilla-La Mancha
A lo largo de los siglos este bien esencial ha marcado la historia y el presente de la región, de ahí la necesidad de tener una conciencia hídrica

Apertura pozo en el Parque de Herencia ( 1950 ) / Centro de Estudios de Castilla-La Mancha

Ciudad Real
Esta semana en 'Postales Manchegas' hemos hablamos de los distintos usos que el agua ha tenido a lo largo de la historia en Castilla-La Mancha y de la necesaria conciencia hídrica para preservar este bien tan preciado.
"Históricamente, el ser humano ha obtenido el agua directamente de los ríos, los pozos o las fuentes. No fue hasta el siglo XX cuando comenzaron a implantarse las primeras infraestructuras públicas de abastecimiento. En España, no se generalizó el agua corriente en los hogares hasta la década de 1920", como recordaba el historiador Isidro Sánchez.
Hasta entonces, era habitual ver a vecinos acudiendo con cántaros a las fuentes o azacanes, incluso cargados en burros, para aprovisionarse para el día a día.

Mota del Cuervo ( 1965 ) / Centro de Estudios de Castilla-La Mancha

Mota del Cuervo ( 1965 ) / Centro de Estudios de Castilla-La Mancha
Pese a los avances técnicos, el agua sigue siendo un problema estructural en la región. Las reservas actuales están por debajo de los niveles deseables, a pesar de que en las últimas semanas se han registrado lluvias torrenciales en algunos puntos. “El problema está en la percepción: cuando llueve, creemos que ya sobra el agua y volvemos a consumir sin medida”, es la llamada de atención que hacía Esther Almarcha, directora del Centro de Estudios de Castilla-La Mancha que animaba a las puertas del verano a hacer un consumo responsable.
El contraste con épocas pasadas es evidente. Las imágenes que nos llegan a través de fotografías antiguas o postales nos recuerdan cómo se vivía antes, cuando el agua era un bien escaso y muy valorado. El abastecimiento diario exigía esfuerzo y organización. Y el consumo, en consecuencia, era más racional.
También el uso agrícola del agua ha cambiado de forma drástica. Las tradicionales norias, que extraían agua de forma limitada y sostenible, han sido sustituidas por grandes pivotes de riego que descargan enormes cantidades en poco tiempo. Esto impide la recarga natural de los acuíferos y amenaza su sostenibilidad. El caso del Acuífero 23 es paradigmático en este sentido.

Noria ( 1964 ) / Centro de Estudios de Castilla-La Mancha

Noria ( 1964 ) / Centro de Estudios de Castilla-La Mancha
A todo ello se suma la pérdida de un modelo industrial vinculado al agua. En muchas zonas de Ciudad Real, como en los márgenes del Guadiana o del Azuer, existieron molinos harineros y pequeñas fábricas que dependían del caudal de los ríos. Hoy, muchos de esos cauces permanecen secos buena parte del año.

Fábrica Harinas Ayala. Primer cuarto / Centro de Estudios de Castilla-La Mancha

Fábrica Harinas Ayala. Primer cuarto / Centro de Estudios de Castilla-La Mancha
El deseo de disfrutar del agua también ha sido constante. Espacios naturales como el río Bullaque, la Tabla de la Yedra o las Lagunas de Ruidera han sido históricamente puntos de encuentro y ocio en la provincia. Sin embargo, sus niveles actuales no invitan al optimismo. En ese vacío, las piscinas privadas o municipales se han convertido en la única escapatoria frente al calor extremo, pero no pueden sustituir al equilibrio medioambiental que ofrecen los espacios naturales.

Ruidera ( 1989 ) / Centro de Estudios de Castilla-La Mancha

Ruidera ( 1989 ) / Centro de Estudios de Castilla-La Mancha
El agua, en definitiva, ha sido mucho más que un recurso: ha estructurado el paisaje, la cultura y la memoria colectiva de Castilla-La Mancha y su futuro dependerá de cómo sepamos gestionarla con inteligencia y responsabilidad.




