Cruz Roja sabe cómo evitar que los niños pasen el verano frente al móvil

Cuenca

El verano debería ser sinónimo de juegos, amigos y diversión para todos los niños y niñas. Sin embargo, para muchas familias en situación de vulnerabilidad, el periodo estival supone un auténtico reto. La imposibilidad de acceder a campamentos u ofertas de ocio deja a muchos menores sin oportunidades para disfrutar, aprender y convivir en un entorno seguro. Ante esta realidad, Cruz Roja Juventud vuelve a poner en marcha su Escuela de Verano en la provincia de Cuenca, una iniciativa que aúna entretenimiento, educación en valores e inclusión social.

Desde el 1 de julio, niños y niñas de entre 6 y 17 años disfrutan ya de esta propuesta en Cuenca capital (30 niños y niñas), Minglanilla (10) e Iniesta (10), y por primera vez se suma también Motilla del Palancar (30), lo que supone una ampliación territorial clave para llegar a más menores. En total, 80 participantes podrán beneficiarse de un programa pensado especialmente para las familias con menos recursos.

"Es un espacio seguro donde los niños y niñas pueden jugar, aprender y relacionarse", explica María Victoria Marzullo, técnica de Cruz Roja Juventud y responsable del proyecto. "La finalidad es que vivan experiencias positivas más allá del entorno escolar. Se lo pasan genial, hacen nuevas amistades y se nota mucho en su actitud diaria".

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El ocio como herramienta educativa

La Escuela de Verano ofrece una amplia variedad de actividades adaptadas a las diferentes edades y a las exigencias del verano conquense. Juegos al aire libre, deportes, talleres creativos, dinámicas con agua, excursiones a espacios naturales y días de piscina forman parte de la programación.

"La idea es que la pasen bien, aprendan a convivir y disfruten del tiempo libre de forma saludable", señala Marzullo. “El ocio no es solo entretenimiento, también es una herramienta educativa y de desarrollo emocional y social”.

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Actividad frente a pantallas

Más allá del juego, esta iniciativa persigue objetivos educativos y sociales profundos: fomentar la igualdad, el respeto, el compañerismo y la creación de vínculos saludables entre iguales. “El ocio saludable no es pasar el rato, es una forma de generar hábitos que perduren en el tiempo”, destaca Marzullo. “Si un niño pasa el verano sin propuestas interesantes, es fácil que acabe enganchado al móvil. Pero si le ofrecemos espacios de socialización, esas dinámicas se trasladan a su día a día”.

Voluntariado

La labor del voluntariado es imprescindible para el éxito de la escuela. Uno de ellos es Christopher Jiménez, joven voluntario de Cruz Roja Juventud que vive esta experiencia con entusiasmo y entrega.

“Yo trabajo con los peques los días que me toca. Lo que más valoran es hacer nuevos amigos, los juegos en grupo y el sentirse seguros. Eso es lo importante”, afirma.

Christopher, que comenzó participando en proyectos de juventud, decidió dar el salto al voluntariado por el ambiente acogedor que encontró. “Me sentí seguro, me gustó la familiaridad y aquí estoy. Esta es ya mi segunda Escuela de Verano y lo disfruto mucho. A cualquiera que esté pensando en hacerse voluntario le diría que se anime. Es una experiencia genial”.

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Cómo solicitarlo

Las Escuelas de Verano están especialmente dirigidas a familias con dificultades económicas o problemas para conciliar, muchas de ellas con varios empleos o sin redes de apoyo. Cruz Roja responde ofreciendo un espacio educativo, seguro y enriquecedor para sus hijos e hijas.

“Nuestro objetivo principal es que se diviertan y se sientan bien, porque divertirse también es crecer”, recuerda Vicky. Las inscripciones siguen abiertas y pueden realizarse directamente en las oficinas locales de Cruz Roja, tanto en Cuenca capital como en las diferentes localidades participantes.

Con esta iniciativa, Cruz Roja Juventud garantiza que ningún niño o niña se quede sin verano, reforzando su compromiso con la infancia más vulnerable y recordando que el juego, la amistad y la convivencia no deberían ser un lujo, sino un derecho.