No podemos mirar para otro lado

Talavera de la Reina

El verano termina y nos deja muchos sinsabores. Los incendios terribles que han asolado parte de nuestra geografía, sin duda, es de lo más lamentable que nos ha dejado este verano fatídico.

Pero no quiero dejar pasar la ocasión sin hacer referencia a un hecho que se está propagando como la mala hierba. No hay fiesta de pueblo o celebración en la que no salga un grupo de energúmenos, normalmente gente muy joven, profiriendo gritos e insultos contra el presidente Sánchez y ensalzando regímenes dictatoriales.

En muchos casos, se han unido a tan estúpida celebración algunos de los padres de estos críos gritones, lo que es más grave si cabe. Mal está que unos adolescentes se dediquen a estropear las fiestas con gritos e insultos, pero que los obligados a inculcarles valores de respeto y tolerancia, lo que les enseñen sea a gritar su odio, es absolutamente despreciable y muy triste.

El mundo, por desgracia, empieza a tomar estas actitudes como algo cada vez más cotidiano. Asistimos a la barbarie criminal de Israel contra los palestinos sin que nadie haga nada, mientras al frente de la primera potencia del mundo se ha situado a un cretino analfabeto terriblemente peligroso.

Lamento empezar esta nueva etapa con asuntos tan duros, pero la cuestión es muy grave y no podemos mirar para otro lado.